Un megapalacio para el sultán Erdogan

La Voz

INTERNACIONAL

30 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

A Recep Tayip Erdogan le apodan el sultán de la nueva Turquía tras sus once años en el poder y su deriva autoritaria. Como todo sultán que se precie ya tiene su megapalacio: tres edificios con mil habitaciones distribuidos en 200.000 metros cuadrados por el escandaloso coste de 275 millones de euros. La nueva residencia presidencial, bautizada Palacio Blanco (Ak Saray, en turco), ha provocado las críticas desde distintos sectores de la sociedad y la política por sus desproporcionadas dimensiones, el despilfarro que supone y su impacto ambiental. Pero, sobre todo, la oposición considera que es una muestra más de la megalomanía y las tendencias islamizantes de Erdogan, además de una nueva traición a la herencia secular del país. El presidente pretendía inaugurar su palacio ayer en un acto para conmemorar la fundación por Mustafá Kemal Atatürk de la Turquía moderna, democrática y laica el 29 de noviembre de 1923.

En el último momento la oficina de Presidencia suspendió la recepción en el palacio aduciendo que sería una falta de respeto a los 18 mineros atrapados desde el martes en una mina de carbón en Ermenek, por cuya vida se teme. Una excusa que ahorra a Erdogan más críticas, además del boicot al acto que ya había anunciado la oposición.

Hasta ahora el palacio de Cankaya fue la residencia oficial de los presidentes turcos y por ende uno de los símbolos de la Turquía de Atatürk, por ser este su primer inquilino. Que el nombre del palacio Ak Saray coincida con AK, las siglas del partido islamista, también es visto con estupor.

Otro tema a debate es que el palacio se construyó pese a una orden judicial que ordenó parar la obra tras una denuncia presentada por arquitectos e ingenieros que argumentaron que se habían vulnerado normas medioambientales. Los opositores socialdemócratas han pedido una investigación parlamentaria.