La presidenta quiere aprovechar la crisis hídrica en São Paulo para atacar al PSDB, al que culpa de las restricciones de agua en el estado en que gobierna desde hace 19 años
21 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.São Paulo. Es una de las plazas fuertes de Aécio Neves y el escenario en el que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva sumó su peso para inclinar la balanza en favor de la candidata del Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff. La presidenta quiere aprovechar la grave crisis hídrica que vive São Paulo para atacar al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), al que culpa de las restricciones de agua en el estado en el que gobierna desde hace 19 años.
Encuestas obligan, y es que los últimos estudios demoscópicos hablan de empate técnico entre los dos candidatos, a solo seis días de la segunda vuelta. Pero además el penúltimo incluso atribuía unos días antes una ligera ventaja, apenas un punto, a Neves.
El domingo los candidatos debatieron en televisión por penúltima vez, antes de intensificar su agenda para conquistar a los electores indecisos y enfrentarse el viernes en Río de Janeiro en el último cara a cara, promovido por Globo. Neves y Silva se mostraron confiados de cara al domingo, en un debate más limpio que los anteriores. También más tranquilo y más centrado en explicar sus respectivos programas. En eso coincidían los responsables de campaña de ambos: fue más «provechoso» y de más nivel.
Neves sigue batallando con la inflación y la desaceleración económica, contra las que ofrece una racionalización de la banca pública, una reducción del Estado y una alteración en el Mercosur.