Las razones de la misteriosa desaparición de Kim Jong-Un

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El líder de Corea del Norte, Kim Jong-Un
El líder de Corea del Norte, Kim Jong-Un KCNA | Reuters

Mientras que algunos medios apuntan a que el líder de Corea del Norte padece gota, otros aseguran que ha sufrido una rotura de sus tobillos

01 oct 2014 . Actualizado a las 14:07 h.

Kim Jong-Un, «amado líder» de Corea del Norte, sigue sin aparecer en público. Su ausencia, que preocupa sobremanera a la mayoría de sus súbditos, ha disparado la curiosidad de los medios de comunicación internacionales y ha llenado la red de decenas de teorías sobre el posible mal del que se aqueja el dictador.

Después de su aparición en julio -en la que se pudo ver al joven cojeando- todas las alarmas se dispararon y el bulo comenzó a alimentarse de una forma espectacular. La primera teoría señalaba que el líder norcoreano padecía gota, como consecuencia de la poca atención que el joven (cuya edad está entre los 30 y 31 años) presta a su salud y sus antecedentes familiares. «Kim Jong-Un tiene gota, hiperuricemia, hiperlipidemia, obesidad, diabetes y tensión alta», aseguraba una fuente del país.

Sin embargo en los últimos días ha surgido otra hipótesis. Según la agencia de noticias Ria Novosti, el líder de Corea del Norte se encuentra actualmente ingresado en un hospital de Pyongyang tras someterse a mediados de septiembre a una intervención de los tobillos. «Kim Jong-Un se hizo daño en el tobillo derecho en junio durante una inspección y acabó lesionándose ambos tobillos», explicaba una fuente al diario surcoreano Chosun Ilbo. Una versión algo diferente ofrecía el Telegraph, que aseguraba que la fractura de Kim Jong Un se había producido a causa de su sobrepeso, después de someter a sus tobillos a demasiada tensión durante una agotadora ronda de compromisos oficiales.

Según dicha fuente, el dirigente comunista sigue un tratamiento de rehabilitación en el hospital Bonghwa Clinic de la capital norcoreana que tradicionalmente atiende a los altos cargos del régimen; y la entrada al recinto en el que reposa el «amado líder» es tarea imposible, ya que un nutrido grupo de guardaespaldas vigila alrededor de la sala donde se encuentra para que nada ni nadie ose perturbar su proceso de recuperación.