Ahora comienzan los peros

INTERNACIONAL

22 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La resaca del referendo escocés está resultado, más o menos, como la del whisky escocés. Apenas han pasado unos días y lo único que está claro es que Escocia sigue perteneciendo al Reino Unido. Todo lo demás está ahora en el aire. No habían pasado veinticuatro horas del resultado -una victoria clara, aunque no rotunda, del no - y la promesa solemne que habían hecho los tres grandes partidos de más poderes para Escocia si vencía el no ya no parecía tan solemne. Comienzan lo peros. Ayer, el desacuerdo era ya total. Los conservadores, o más bien su líder David Cameron, pretenden que el proceso de entrega de mayor autonomía a Escocia vaya acompañado por otro parecido -aunque no tan radical- en Inglaterra. Lo que quiere Cameron es aprovechar para dejar a los diputados escoceses (en gran parte laboristas) sin el derecho a votar en cuestiones que afecten únicamente a Inglaterra. En esto, los conservadores pueden contar con los nacionalistas del SNP, que ya evitan votar en esos casos. Pero los nacionalistas sospechan que se trata de un truco para retrasar la entrega de poderes a Escocia, mezclándola con el complicado asunto de la reforma del parlamento de Westminster.

Los diferentes papeles

Los laboristas, por su parte, temen ser al final los perjudicados de estas reformas. Han visto cómo Glasgow, uno de sus feudos históricos en el Reino Unido, ha votado mayoritariamente por la independencia, y por eso ahora se ven obligados a apoyar una mayor autonomía para Escocia, incluso con un cierto grado de sobreactuación. Pero los laboristas, por razones distintas a los nacionalistas, tampoco quieren que este proceso se subordine a la reforma de todo el sistema. Quieren que la cuestión del voto de los diputados escoceses en cuestiones inglesas se discuta en una convención después de las elecciones generales. Para entonces aspiran a tener una mayoría suficiente como para condicionar esas reformas de forma que no les perjudiquen demasiado. Lo que resulta cada vez más claro para todos es que si bien la consulta escocesa ha fracasado en su intento de convertir ese territorio en un país distinto, ha logrado que Gran Bretaña vaya camino de serlo.