Recauda hasta 2,5 millones diarios con la venta de petróleo y sus miembros reciben mejores ayudas que en Finlandia
21 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.En los barrios más pobres de Ankara saben muy bien por qué cientos de hombres han cambiado las calles turcas por la revolución siria.
«Todo comenzó cuando empezó a aparecer por aquí un extraño con la barba desgreñada», contó a The New York Times Aris Akbas. «Lo siguiente fue que todos los drogadictos empezaron a ir a la mezquita».
En el barrio en el que vive hay siete mezquitas y ningún colegio. Desde que cerró el último, los cibercafés se han llenado de adolescentes que absorben toda la propaganda que difunde el Estado Islámico (EI) por las redes sociales. «Sus vidas están tan vacías que cualquier excusa les parece buena para vivir un poco de acción», explicó el hombre. Pero el aburrimiento no es el único incentivo. «Cuando luchas con ellos te pagan 150 dólares al día y a partir de ahí todo es gratis», contó uno de los jóvenes reclutados que escapó de las garras del EI al resultar gravemente herido en el campo de batalla. «Hasta los tenderos te dan todo lo que pidas por miedo».
Se fue a la yihad siria con una decena de amigos de la infancia. El entrenamiento duró solo dos semanas. Luego lo asignaron a una unidad, donde tuvo que matar a dos hombres y participar en una ejecución pública, pero no le consideraron un luchador de pleno derecho hasta que enterró vivo a un hombre. Probada su brutalidad, empezó a recibir todos los beneficios que el EI provee a sus entre 20.000 y 30.000 hombres.
Al casarse reciben 1.200 dólares y un piso amueblado. A partir de ahí, cien dólares mensuales por mujer (78 euros) y 50 dólares (39 euros) mensuales por hijo, lo que llega incluso a superar los 142 dólares (110 euros) mensuales de ayuda que proporciona Finlandia para un matrimonio con un hijo.
¿De dónde saca el EI el dinero para financiar su califato del bienestar? De los impuestos revolucionarios, de los rescates por los secuestrados, de las donaciones de las monarquías del Golfo, de los botines de guerra que amasa en las ciudades que conquista y, sobre todo, de la venta de petróleo, que le ha hecho independiente de sus donantes originales.
Según las estimaciones de la industria petrolera, el EI recaba al menos 780.000 euros diarios de las once grandes explotaciones petroleras que controla en Siria y el norte de Irak, con cientos de pozos. La cola de camiones que se forma diariamente en cada una de estas instalaciones atestigua la extracción y venta de entre 30.000 y 70.000 barriles diarios. Más que Bahrein, que produce 50.000 barriles.
Una cifra que puede dispararse cuando adquiera los conocimientos técnicos y tenga el personal necesario para explotar esos pozos y refinar su crudo. Desde que se apoderó de los pozos de petróleo del norte de Irak el precio del barril de Brent ha caído de 85,7 euros a 74,8 debido en parte a la inyección de petróleo barato que los contrabandistas pasan a Europa a través de la frontera turca e incluso revenden a los gobiernos a los que se lo roban a través de intermediarios. En un mercado en el que una variación de céntimos hace temblar al mundo, la caída del 13% es suficiente para que EE.UU. presione a la UE y a Turquía para que frenen ese petróleo barato.