Los hispanos, frustrados con Obama

Victoria Toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

La decisión del presidente de retrasar las órdenes ejecutivas sobre inmigración indigna a los latinos, incluidos sus políticos

09 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«Una bofetada en la cara de la comunidad hispana», así describía Cristina Jiménez, representante de una asociación que agrupa a jóvenes simpapeles, la decisión de Barack Obama de posponer las órdenes ejecutivas sobre inmigración que prometió antes del verano. Y no ha sido la única, las asociaciones latinas, las organizaciones de defensa de los inmigrantes, muchos de los sindicatos y varios congresistas demócratas han reaccionado con inusual dureza a ese retraso.

El presidente había prometido que en septiembre firmaría una serie de órdenes ejecutivas, es decir, sin el acuerdo del Congreso, para suavizar las condiciones en las que viven más de once millones de inmigrantes sin su residencia legal. Pero la inmigración se ha convertido en un tema tóxico para el Gobierno. Primero porque Obama ha incumplido la promesa hecha tanto en su primera como en su segunda campaña electoral de que aprobaría una reforma migratoria. Una promesa que le sirvió para que más del 65 % de los hispanos le votaron en las dos ocasiones.

Tercera promesa incumplida

La tercera promesa fue la de este verano cuando dijo que lo haría mediante órdenes ejecutivas ante el atasco de la reforma en el Congreso. No fijó fecha pero todo indicaba que lo haría al regreso de sus vacaciones. Cuando el sábado la Casa Blanca filtró que no lo hará hasta después de las elecciones del 4 de noviembre, la indignación de los hispanos se disparó. Incluidos los congresistas demócratas de esa minoría. Tony Cárdenas aseguró: «Todos nos sentimos frustrados con él». Luis Gutiérrez, que en las últimas semanas había hecho campaña para promover la firma de esas órdenes, declaró que había telefoneado a la Casa Blanca para pedir una reunión inmediata. Y la californiana Loretta Sánchez expresó también su contrariedad: «Estamos decepcionados».

La razón del nuevo retraso es que los demócratas tienen miedo a perder el control del Senado en las legislativas Para ello, los republicanos deberían arrebatarles seis escaños. La mayoría de estos están en juego en estados muy conservadores y la decisión ejecutiva de Obama podría ser una valiosa munición para los republicanos. Con el retraso de esas órdenes, la Casa Blanca intenta garantizar que eso no ocurrirá. Pero, a la vez, los líderes hispanos amenazan con una importante pérdida de votos latinos en estados en los que, en principio, la victoria demócrata estaba garantizada, como en Illinois. Las próximas semanas dirán si, por tercera vez, Obama consigue atraer esos votos con promesas incumplidas.