La candidata brasileña Silva agita la campaña con su censura al matrimonio gay

EFE

INTERNACIONAL

Su rechazo a la unión de homosexuales ha causado una primera deserción en sus propias filas

02 sep 2014 . Actualizado a las 21:38 h.

El rechazo al matrimonio gay manifestado por la ecologista Marina Silva, favorita para ganar las elecciones de octubre en Brasil, causó una primera deserción en sus propias filas y ha metido el asunto de lleno en la campaña electoral.

La polémica comenzó con la inclusión de un supuesto apoyo de la candidata al matrimonio entre personas del mismo sexo en el programa de gobierno que ella misma y el Partido Socialista Brasileño (PSB) presentaron el pasado viernes, pero negado al día siguiente para aclarar que solo se refería a la unión civil entre homosexuales.

«Fuimos sorprendidos» con el cambio, declaró este martes el hasta ahora coordinador de asuntos homosexuales de la campaña de Silva, Luciano Freitas, un reconocido dirigente de los movimientos gay del país, quien confirmó que ha dimitido por este asunto.

La baja de Freitas siguió a la del secretario general del PSB, Carlos Siqueira, que abandonó la campaña por otras discrepancias con Silva, nombrada candidata hace solo veinte días tras la muerte en un accidente aéreo del anterior aspirante socialista a la Presidencia, Eduardo Campos.

Silva explicó la alteración en el programa como la «corrección de un error», pues dice respaldar la unión civil homosexual y no el matrimonio, que, en su opinión, solo puede permitirse entre hombres y mujeres.

«El matrimonio es para personas de sexos diferentes» y «no hay en eso ningún tipo de discriminación», dijo Silva, ferviente cristiana evangélica que justifica esa posición en sus creencias religiosas.

La unión civil fue consagrada en Brasil por una decisión del 2013 del Consejo Nacional de Justicia, pero el Congreso no ha legislado sobre el matrimonio como exigen los colectivos homosexuales.

Coincidencia o no, la alteración siguió a fuertes manifestaciones de líderes de iglesias pentecostales, que acusaron a Marina Silva de haberse «burlado» de los principios que postula esa religión.

En Brasil, se calcula que unos 20 millones de personas profesan la fe evangélica y que existe un número similar de homosexuales.

Según todos los sondeos divulgados en las últimas dos semanas, ninguno de los candidatos superará el 50 % de los votos en la primera vuelta del 5 de octubre y será necesaria una segunda, el día 26 de ese mismo mes.

En ese caso, las encuestas dicen que Silva vencerá a la actual presidenta y candidata a la reelección, Dilma Rousseff, con una diferencia de entre 5 y 10 puntos porcentuales.

La controversia dentro de la campaña de Silva por el matrimonio homosexual y la alteración del programa la aprovechó el lunes Rousseff, tras concluir un debate televisado que reunió a los siete principales candidatos a la Presidencia.

«No creo que se deba cambiar de propuestas, sobre todo cuando se habla de derechos y más si se trata de homofobia, que es una ofensa para Brasil», declaró Rousseff después del debate, que giró en torno a asuntos económicos y en el que casi no se tocó el matrimonio gay.

La única candidata que incidió en el tema fue Luciana Genro, del Partido Socialista y Libertad (PSOL), quien comparó el cambio en el programa del PSB con otras «contradicciones» económicas y políticas que dice observar en las propuestas de Silva.

«Esa propuesta de matrimonio igualitario no duró ni 24 horas», dijo Genro, quien alertó de que eso mismo podría pasar con otras de las ofertas que Silva ha presentado al electorado.

Cuando se anunció el programa de Silva, hasta algunos políticos que no apoyan su candidatura celebraron su posición en referencia al matrimonio gay.

Uno fue el diputado Jean Wyllys, también del PSOL pero además un conocido defensor de los derechos de los homosexuales, quien tras el cambio del texto acusó a Silva de haber «jugado con la esperanza de millones de personas» en plena campaña: «Y eso es cruel, candidata», afirmó.

Por otro lado, hubo reacciones también entre los evangélicos que comparten la opinión de Silva y habían criticado la primera versión de su programa de gobierno.

«El movimiento gay está encolerizado con Marina. Empiezo a estar satisfecho. No estamos aquí para tragarnos el programa gay», publicó en una red social el pastor Silas Malafaia, influyente líder de la Asamblea de Dios, la iglesia evangélica con más fieles en el país y a una de cuyas vertientes pertenece la propia Silva.