Músico e hincha del River Plate

Agustín Bottinelli BUENOS AIRES / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Diario Chaco

Argentina empieza a conocer al nieto de Estela Carlotto, profesor de piano que vivió con una familia humilde que nada tenía que ver con la dictadura

07 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Argentina empieza a conocer al nieto 114.º recuperado por las Abuelas de la Plaza de Mayo, Ignacio Hurban, que tenía previsto reunirse ayer con su abuela Estela Carlotto, presidenta de la organización, apenas 48 horas después de conocer su identidad.

Bajo el título No se lo digas a nadie, Guido (para los Carlotto, porque así lo bautizó su madre en las cinco horas que le permitieron tenerlo antes de quitárselo) relató de su puño y letra su vida. Poniéndose en la piel de su perro, el músico de Olavarría describió su vida cotidiana. El texto se publicó en el diario El Popular de Olavarría este año y algunos párrafos hablan por él: «Ahora voy a hablar de Ignacio. Como yo duermo al lado de la ventana donde puso el piano, lo escucho todo el día: toca, toca y toca [...]. Ahora sale a caminar, a veces me lleva al cerro y mira las piedras, el paisaje y mira... no sé qué ve... Vive con Celeste, que me cuida mucho».

Sin parecido físico

Ignacio se enteró a través de su tía Claudia de los resultados de los análisis de ADN. «Soy el nieto de Estela Carlotto», le dijo a uno de sus amigos más íntimos. Este contó que estaba tranquilo, pero que lo que más le preocupaba a Pacho, como lo llaman, es cómo les iba a afectar la noticia a sus padres adoptivos, porque se iban a enterar por televisión.

Ignacio pensaba que había nacido en 1978 en Olavarría. Se crio en un paraje rural cercano a esta ciudad, Colonia San Miguel, por Juana y Clemente Hurban, una familia humilde que nada tenía que ver con la represión de la dictadura, pero que nunca dijo a su hijo que era adoptado. Pasó su infancia en un campo donde Clemente trabajaba como peón. No tenía hermanos, pasaba mucho tiempo solo y leía mucho: en su casa había una nutrida biblioteca. Él sospechaba algo por la falta de parecido físico con sus padres y al final se decidió a hacerse la prueba la prueba de ADN.

«Es el intelectual del grupo. Nos recomienda libros», contó otro de sus amigos. Estudió música en el conservatorio Ernesto Mogávero, de Olavarría, donde es profesor de Piano. Es director de la Escuela Municipal de Música de su ciudad. En el 2010 publicó un cedé en el que se podía escuchar Para la memoria, dedicada a los desaparecidos. Es un hincha del River Plate y planea casarse con Celeste, que es diseñadora.

Puño Montoya, el padre de Guido, era militante de la Juventud Peronista. Huyó de los militares de Caleta Olivia, en la Patagonia, y se refugió en La Plata, donde conoció a Laura Carlotto, a quien dejó embarazada antes de ser detenido, torturado y asesinado frente a su pareja.

«Me levanté plena», explicó ayer feliz su abuela Estela. «En estos días estaré exclusivamente para Guido, mi nieto, pero voy a seguir yendo a Abuelas para buscar a todos los que faltan», prometió al salir de casa.