«A veces puede recordar a las fiestas de Teo, pero son misiles»

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado SANTIAGO / LA VOZ

INTERNACIONAL

El futbolista gallego Gonzalo García relata su día a día en la ciudad de Tel Aviv

14 jul 2014 . Actualizado a las 14:19 h.

A Gonzalo García no le hace falta programar el despertador desde el martes. Lleva una semana levantándose de la cama con puntualidad casi británica con el ruido de la guerra. Se aproxima un misil que dispara las sirenas de su domicilio en Tel Aviv y, sin tiempo para descargar la vejiga, toca refugiarse. «Desde que comienza a sonar tienes sobre 60 segundos para meterte en el búnker», dice. Del mismo modo que en algunos concellos es un requisito habilitar plazas de garaje al edificar, en Israel todas las viviendas cuentan con búnker. Cocina, baño y búnker.

Más de 700 misiles

Las cifras oficiales apuntan que a lo largo de esta semana se han lanzado más de 700 misiles. Nueve de cada diez son absorbidos por la Cúpula de Hierro, un sistema defensivo capaz de calcular la trayectoria de los ataques y neutralizarlos con un proyectil de tres metros cargado con diez kilos de explosivos y valorado en 40.000 euros. En los peores momentos del día pueden llegar a coincidir en el cielo de Tel Aviv hasta cuatro o cinco misiles. «A veces puede recordar a las fiestas de Teo», dice buscando una comparación, «pero esto son misiles». El sonido de los cohetes, su estela y la nube de humo que dejan en el aire al estallar recuerdan a las bombas de palenque tan típicas de cualquier festividad gallega. «Se oye la explosión, a veces más lejos y otras más cerca», explica el futbolista.

«Cuando suenan las alarmas tienes 60 segundos para refugiarte en un búnker cercano»

Gonzalo es futbolista del Macabbi, en donde desembarcó hace dos temporadas arrastrado por Jordi Cruyff, hijo de una leyenda y director deportivo de la entidad más laureada del país. «Hacemos vida normal hasta que suenan las sirenas. El jueves nos coincidieron entrenando. Tocó meterse en el búnker. Pero algunos, especialmente los jugadores y técnicos locales, lo tienen ya tan interiorizado que en el búnker continúan con la misma conversación que tenían antes de acceder al refugio. Aunque parezca mentira, se normaliza todo. A mí me sigue impactando, pero para ellos ya es algo normal», reconoce. Cuenta la parte que le toca vivir de la respuesta a la operación Margen Protector, que desde que estalló el pasado martes se ha llevado por delante la vida de más de 170 palestinos.

El año de la llegada a Israel de este gallego nacido en Montevideo coincidió con uno de los peores picos del conflicto. Hacía más de dos décadas que los misiles no alcanzaban la capital financiera del país, a 70 kilómetros de Gaza. Pero en el 2012 los proyectiles de Hamás ganaron alcance y volvieron a recordar a una población que veía lejana la línea del frente que vive en un país en alerta constante desde su fundación, en 1948.

Gonzalo García, en algunos círculos aún conocido como Recoba, aterrizó en Tel Aviv el 1 de julio para retomar los entrenamientos tras haber disfrutado de las vacaciones con su familia y amigos en la capital gallega. Hace siete meses estrenó paternidad. Llegó al mundo la santiaguesa Adriana, el bebé que tiene en común con Alba, su pareja. Y aunque está tranquilo, reconoce que en estos momentos Israel quizá no sea el mejor escenario para criar a un niño: «Tengo un compañero con una hija que ya empieza a enterarse. Para nosotros no es normal estar comiendo una hamburguesa en una terraza y de repente tener que entrar al búnker. ¿Cómo se lo explicas?».