El inexplicable desastre de Mosul

INTERNACIONAL

12 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Es el cumplimiento de una profecía, en este caso no religiosa sino geoestratégica: la de que, si se la alimentaba irresponsablemente, la guerra civil siria acabaría extendiéndose a los países vecinos y contagiándolos con su violencia. En este sentido, el que la milicia radical EIIL (el Estado Islámico de Irak y el Levante) haya cruzado la frontera y se haya apoderado de Mosul, la segunda ciudad de Irak y uno de los centros petroleros más importantes del mundo, no es tan sorprendente. Lo verdaderamente sorprendente es el modo en que ha ocurrido.

En Bagdad siguen sin saber explicar cómo una guarnición de más de 60.000 soldados se ha derrumbado ante unos guerrilleros a los que superaban en una proporción de 16 a 1. Todo parece indicar que las tropas fueron víctimas del pánico y huyeron abandonando sus armas, sin más. La importancia del asunto reside en que este es el Ejército en el que tanto esfuerzo y dinero ha invertido Estados Unidos, convencido de que lo dejaría en condiciones de garantizar la estabilidad del país. Es lo mismo que se ha hecho en Afganistán, donde la retirada de las últimas tropas de la coalición internacional se va a efectuar con la tranquilidad de que se deja atrás un Ejército que pueda enfrentarse a los talibanes. Si hemos de evaluar los resultados por lo ocurrido en Mosul, estos trece terribles años de guerra contra el terrorismo no solo habrán sido extraordinariamente costosos en vidas y oro sino que también habrán sido extraordinariamente inútiles.

Por espectaculares que hayan sido los avances del EIIL existe un límite para su expansión, puesto que no podrá internarse en las zonas de mayoría chií de Irak. En las zonas suníes, sin embargo, parece disponer de apoyo suficiente para mantenerse. ISIS controla la ciudad de Faluya desde hace meses sin que el ejército iraquí haya sido capaz de arrebatársela y está claro que muchos suníes se están uniendo a los yihadistas para que les protejan del Gobierno chií del sectario Nuri al Maliki -la democratización de Irak, otro desastre-. Todo esto hace pensar que estamos ante una partición de facto del país que podría convertirse en definitiva, con lo que se cumpliría así otra de las profecías de quienes advirtieron hace una década del peligro de una intervención militar internacional en Irak. Era la única que quedaba ya por verificarse.