Las repúblicas de Donetsk y Lugansk se unen con el nombre de Nueva Rusia

redacción / la voz

INTERNACIONAL

Putin asegura que no quiere restaurar la URSS ni abrir una nueva Guerra Fría

25 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

No se le puede negar habilidad en el difícil arte de las relaciones públicas. El presidente ruso, Vladímir Putin, aprovechó la jornada de reflexión en Ucrania para convocar a los presidentes de una docena de agencias internacionales de información, lo que le garantizó una amplia presencia en los medios de comunicación todo el día. Lejos de Moscú, las condiciones sobre el terreno no mejoraron. Las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk se unificaron bajo el nombre de Novorossía (Nueva Rusia) en un acto que tuvo lugar en un hotel de Donetsk y que contó con la presencia de representantes de otras regiones del sureste como Odessa, Jersón, Nikolayev, Dnipropetrovsk y Zaparozhie.

Los separatistas tomaron el control de un hospital en Donetsk e hicieron prisioneros a los combatientes pro Kiev heridos, ocuparon la oficina central de reclutamiento en esta misma ciudad y secuestraron a miembros de comisiones electorales, requisando equipos electrónicos, urnas y listas de votantes. Además, una batería antiaérea ucraniana realizó disparos de aviso para prevenir una incursión de dos helicópteros Mi-35 rusos que se acercaron a la frontera desde la península de Crimea.

Según el relato que hace Efe del encuentro de Putin con la prensa, el jefe del Kremlin está convencido de que le asiste la razón en la crisis de Ucrania. Aseguró que no quiere revivir el imperio soviético y dijo que Rusia no podrá ser aislada con sanciones políticas o económicas. Putin también opinó que ni Rusia ni Occidente están interesados en volver a la guerra fría y ofreció colaboración a Washington y a Bruselas, al tiempo que garantizó a los europeos que siempre tendrán gas ruso a pesar del histórico contrato de suministro firmado con China.

Restablecer el imperio

La acusación que le hacen algunos en Occidente de que quiere recrear la antigua URSS con su política hacia Ucrania «no solo no se corresponde con la realidad, sino que es un instrumento de la guerra informativa», dijo. «No tenemos intención de restablecer el imperio. Lo que queremos es aprovechar las relaciones económicas y los lazos culturales» entre los países del antiguo espacio soviético y el resto del mundo, aseguró.

Putin recordó que en los próximos días se firmará un acuerdo sobre la creación de la Unión Económica Euroasiática, la siguiente etapa de integración entre Rusia, Bielorrusia y Kazajistán, unidos hasta ahora en la Unión Aduanera. «Echen un vistazo objetivo y profesional a ese documento. ¿Qué tiene de recreación de un imperio? Nada, cero. Solo incluye aspectos relacionados con la unión de nuestros esfuerzos en el ámbito económico», subrayó.

Pese a que Putin prometió ayer a líderes europeos como Angela Merkel o François Hollande que respetará los resultados, en Ucrania no se fían. Según Efe, los ucranianos cruzan los dedos para tener un nuevo presidente en la noche de hoy, porque la celebración de una segunda vuelta dentro de tres semanas jugaría en favor de los insurgentes. Está extendida la idea de que los prorrusos podrían abortar la votación o que las tropas gubernamentales podrían excederse en el uso de la fuerza, lo que daría al Kremlin la excusa para no reconocer los resultados.

Casi 100.000 efectivos del orden se ocuparán de garantizar la seguridad en unos comicios en los que están llamados a votar más de 33 millones de ucranianos, pero esto puede ser insuficiente en los bastiones prorrusos. En estos momentos, los rebeldes parecen capaces de impedir el ejercicio del derecho al voto a la mitad, como mínimo, de los electores que residen en Donetsk y Lugansk, cinco millones que representan un 14 % del censo nacional. Los insurgentes han recomendado a los habitantes de esas regiones que se abstengan de salir de sus casas y no utilicen el transporte público, aunque, según la prensa ucraniana, los mineros del Donbass han dado la espalda al boicot.

Según los sondeos, el oligarca Petró Poroshenko tiene muchas papeletas para salir victorioso. Esto mismo es lo que parece desear también Occidente, muy interesado en legitimar cuanto antes a las nuevas autoridades ucranianas.