Otra ofensiva fallida e inútil

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Barricada en Slaviansk.
Barricada en Slaviansk. Gleb Garanich < / span>reuters< / span>

Aunque en absoluto exento de problemas, el federalismo parece la solución más razonable para un país como Ucrania

27 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Era de esperar: la segunda «ofensiva anti-terrorista» del gobierno de Kiev contra la revuelta de Ucrania oriental ha vuelto a pinchar en hueso. Tres muertos en el ataque contra un puesto de control rebelde cerca de Slaviansk y las tropas ucranianas tuvieron que retirarse el jueves (esta vez, a diferencia de la precedente, lo lograron conservando todos sus vehículos). Su dilema está claro: tienen que recuperar el control de esta localidad sin causar un número demasiado alto de muertos, porque una matanza podría provocar una guerra civil o incluso la intervención de Rusia.

Para entender lo desesperado de esta estrategia será útil hacer unos números. Aunque descrita a menudo en la prensa como «un pueblo», Slaviansk es una ciudad de más de 110.000 habitantes. Y ésta es solo una de las doce localidades que controlan los rebeldes, ni siquiera la mayor. Kramatorsk cuenta con 164.000 almas; Horlivka y Makiyivka rondan las 300.000, Luhansk y Mariupol el medio millón, y Donetsk frisa el millón. No es que toda la población apoye a los rebeldes, pero pocos aceptan el gobierno salido del Maidán y una acción con muertos no le ganaría simpatizantes. La esperanza inicial de Kiev y sus aliados era que la simple llegada de tropas provocase una estampida de los grupos de auto-defensa, formados por civiles mal equipados y sin entrenamiento militar, pero Slaviansk, que era el caso piloto, demuestra que aunque los rebeldes no estén en condiciones de enfrentarse a tropas regulares sí pueden dejarse matar en número suficiente como para evocar el fantasma de una invasión rusa.

Pero incluso si Kiev pudiese recuperar todo ese territorio hostil por la fuerza, el problema es si, en último extremo, esto merece siquiera la pena. Incluso antes del conflicto, el Este de Ucrania votaba a la contra respecto al Oeste. Tan pronto como haya elecciones parlamentarias, si son democráticas, esa división volverá a manifestarse de una manera todavía más acusada y hará imposible la convivencia. El exceso de atención al papel de Vladimir Putin en esta crisis, hasta cierto punto comprensible, quizá está haciendo olvidar a muchos que la división entre los ucranianos es real y requiere una solución urgente, al margen de lo que se haga para contener a Rusia.

¿Qué se puede hacer? Aunque en absoluto exento de problemas, el federalismo parece la solución más razonable para un país como Ucrania. Incluso el gobierno de Kiev llegó a ofrecer tímidamente esta posibilidad. Pero el hecho de que ésta sea también la propuesta rusa la ha convertido en tabú para la UE, y esto ha vuelto a envalentonar a Kiev. Es un error; pero por desgracia estamos entrando en una dinámica en la que ya no se busca una solución sino un triunfo sobre el contrario. Y en política exterior los triunfos son a menudo tan costosos como las derrotas.