Portugal agita con fuerza sus claveles en el 40 aniversario de la revolución

INTERNACIONAL

Óscar Vázquez

La sociedad lusa aprovecha el 25 de abril para mostrar su malestar

25 abr 2014 . Actualizado a las 12:15 h.

Hace 40 años, en una mañana como la de hoy, los tanques amenazaban con sus cañones y metralletas los ministerios y el refugio del presidente del Gobierno portugués. Una ráfaga de aviso contra la fachada del cuartel de O Carmo, y el respaldo espontáneo de miles de lisboetas al golpe de Estado que 250 capitanes habían iniciado de madrugada por todo el país tras escuchar la señal radiofónica en clave del Grândola vila morena de José Afonso, fue suficiente para acabar con 48 años de dictadura y represión en Portugal.

Donde aquel día los tanques rebeldes ganaron su primera batalla psicológica, en la plaza de O Comercio de Lisboa mandados por el capitán Salgueiro Maia -el icono de la Revolución de los Claveles-, personas desplazadas desde toda la República volvieron a agitar ayer con fuerza, y hasta rabia, las flores rojas que para siempre en Portugal serán sinónimo de libertad.

La conmemoración del 40.º aniversario de la Revolución de los Claveles más que por ser una fecha redonda ha cobrado una de las mayores significaciones y adhesiones desde que se llevara a cabo el golpe por el ahogamiento que vuelve a sentir la mayoría de la población. Tras tres lustros de crisis y tres años de recortes inimaginables para aquellos soldados que forzaron un cambio en un país resignado y al que solo le quedaba emigrar, hoy vuelve a ocurrir lo mismo.

Lisboa, Oporto, Aveiro, Braga, Funchal, Setúbal... prácticamente todas las localidades del país llevan días rememorando y sobre todo reivindicando el espíritu de Abril ante una clase política de la que cada vez se ve más alejada. La última encuesta electoral, además de constatar la retirada de la confianza a la coalición gubernamental, pone de manifiesto que el 58 % de la población se decanta hoy por la abstención, y casi otro 8 % por protestar con un voto en blanco o nulo.

«Tengo miedo de que estalle la violencia en Portugal. No me gustaría que eso ocurriese, pero todas las clases profesionales del país, hasta los militares también, están en contra del Gobierno y sus recortes. Va todo muy mal y todos están en contra del Ejecutivo, salvo los paniaguados, claro», señala a La Voz el expresidente de la república Mario Soares.

La contestación al Gobierno, que hoy se hará visible en la tradicional marcha desde Marqués de Pombal al Rossio, se pondrá de manifiesto también con la ausencia de los militares del Movimiento de las Fuerzas Armadas y su Asociación del 25 de Abril de la sesión solemne con la que la Asamblea de la República conmemorará que sus diputados lo son gracias a las urnas y los votos del pueblo que impuso la Revolución de los Claveles.

La presidenta de la Cámara, Assunção Estévez, no permitió que los viejos militares ataquen desde el estrado los recortes y el modelo de austeridad que el primer ministro, Passos Coelho, aseguró esta semana que está a punto de cambiar. Ha prometido «un alivio de la austeridad», pero la mayoría ya no confían en su clase política, a la que ayer y hoy vuelven a entonar, a coro y con el mismo sentimiento con el que la creó Zeca Afonso, que o povo é quem mais ordena, en lugar de los mercados, que, eso sí, disponen desde ayer de una nueva moneda de 2 euros dedicada a la Revolución que cambió Portugal.