Turquía expresa su pésame a los «nietos» del genocidio armenio, pero evita pedir perdón

Redacción / La Voz

INTERNACIONAL

Erdogan evitó la palabra «genocidio», a pesar de que muchos historiadores consideran que lo llevado a cabo por los Jóvenes Turcos que gobernaban el Imperio otomano fue el primer exterminio sistemático de un pueblo

24 abr 2014 . Actualizado a las 09:57 h.

«Deseamos que los armenios que perdieron sus vidas en el contexto de principios del siglo XX descansen en paz y expresamos nuestras condolencias a sus nietos». Estas palabras del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, constituyen una importante novedad en Turquía respecto al genocidio armenio de 1915. Erdogan evitó esta palabra, genocidio, en su pésame oficial a los «nietos» de los que «perdieron sus vidas en el contexto de principios del siglo XX», como evitó asimismo pedir perdón.

Turquía ha negado siempre que la masacre de más de un millón de armenios que comenzó en la noche del 23 al 24 de abril de 1915 fuera un genocidio, aunque muchos historiadores consideran que lo llevado a cabo por los Jóvenes Turcos que entonces gobernaban en el Imperio otomano fue el primer exterminio sistemático de un pueblo. «Es algo muy importante. Esta referencia a los sufrimientos es la primera vez que ocurre, aunque sea simbólico», comentó Etyen Mahcupyan, intelectual turco de origen armenio, según recoge Franc-Presse. Varias organizaciones de defensa de los derechos humanos han previsto manifestarse hoy en Estambul, como vienen haciendo tímidamente desde hace años.

En su alocución, el primer ministro turco se refirió la creación de una «comisión histórica conjunta», pero consideró inadmisible «utilizar los acontecimientos de 1915 como una excusa para mostrar hostilidad en contra de Turquía y transformar este asunto en conflicto político», según Efe. Erdogan se refirió a un «dolor compartido» por otros pueblos que también sufrieron los acontecimientos de la Primera Guerra Mundial.

Según el diario Zama, la conmemoración del centenario del inicio de las deportaciones en el 2015 enturbiaría aún más la imagen internacional de Turquía, sobre todo ante una Francia a la que necesita para su acercamiento a Europa, pero que en el 2012 prohibió la negación del genocidio armenio.

Tras las palabras de Erdogan, miles de armenios que participaban en una marcha en Eriván quemaron una bandera turca y después se dirigieron al Tsitsernakaberd, monumento dedicado al genocidio.