La revolución se fraguó tras un pinchazo

lisboa / efe

INTERNACIONAL

23 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La Revolución del 25 de abril se fraguó mientras Otelo Saraiva de Carvalho y Vasco Lourenço cambiaban la rueda de su coche por un pinchazo, según recuerda este último. «Cuando regresábamos de una de nuestras primeras reuniones, tuvimos un pinchazo y cambiamos el neumático. Eran las dos de la madrugada, más o menos, cuando le dije a Otelo que no íbamos a solucionar nada con requerimientos y papeles, que debíamos dar un golpe de Estado y convocar elecciones. El me miró y me dijo: ?¿Pero tú también piensas así?. ¡Ese es mi sueño!?», relata.

Sin embargo, el que había sido uno de los líderes del movimiento militar rebelde solo supo del «Día H» a través de un mensaje cifrado enviado por telegrama a una conocida: «Tía Aurora, sigo para los Estados Unidos de América 25.0300?. Un abrazo, primo Antonio». «Lo interesante venía al final, ya que me decía la fecha y la hora en la que comenzaría el golpe», recuerda.

Llegado el día, en el cuartel general de Ponta Delgada, admite haber pasado uno de los momentos más angustiosos de su vida: «Yo pensaba en qué hubiera hecho si estuviese en el lugar de Otelo, y sabía que habría ocupado una emisora de radio. Por eso me pasé la noche haciendo zapeo de una cadena a otra».

El hoy coronel atribuye a la experiencia de los militares en las guerras coloniales el que la revolución de los claveles fuese eminentemente pacífica, sin derramamientos de sangre, a lo que también ayudó el apoyo de la población al levantamiento. En su opinión, fue «la mejor operación militar en la historia de Portugal».