Bruselas admite que Berlín puede restringir la entrada de emigrantes

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Afirma que la libre circulación de personas no es un derecho absoluto

28 mar 2014 . Actualizado a las 11:19 h.

Bruselas asiste con las manos atadas al progresivo endurecimiento de la política de inmigración de los Estados miembros. El portavoz de la Comisión Europea, Jonathan Todd, admitió ayer que «no hay que violar la legislación europea para restringir la llegada de personas de otros Estados miembros. En las reglas de libre circulación de personas no se prevé el derecho absoluto a residir en un país de la Unión».

Todd salía al paso de este modo al anuncio realizado 24 horas antes por Alemania, que quiere imponer fuertes restricciones de acceso a las ayudas sociales y obligar a los inmigrantes que lleven seis meses desempleados y sin perspectivas laborales a abandonar el país. Los Tratados de la UE garantizan la libre circulación de personas entre fronteras pero existen salvaguardias en torno a la residencia: Más allá de los tres meses de estancia, cualquier ciudadano de la UE puede ser expulsado de un país miembro si resulta «una carga excesiva» para el Estado, explicó el portavoz.

Ese fue el argumento esgrimido por Bélgica y el Reino Unido para iniciar sendas reformas migratorias que empiezan a sentir los españoles residentes en estos países. En Bélgica, la secretaria de Estado para la Inmigración, Maggie de Block, fue lo suficientemente hábil para sortear a Bruselas durante la reforma de la política migratoria y de asilo. Fusionó las carteras de Integración Social e Inmigración. Ahora el Gobierno puede cruzar datos de empleo con los de receptores de ayudas sociales e identificar a las personas que deberían abandonar el país. El año pasado 323 españoles recibieron cartas de expulsión.

El caso del Reino Unido es más complejo. Bruselas criticó varias ocasiones al Gobierno de Cameron por intentar que los residentes temporales, incluidos estudiantes, contribuyesen al sistema nacional de salud «para combatir el turismo sanitario». Tampoco gustó la iniciativa para obligar a arrendatarios y bancos a comprobar el estatus legal de sus clientes con el fin de garantizar que cuentan con permisos de residencia.

Cameron trata de blindar las fronteras para ganar popularidad entre los euroescépticos de cara a las elecciones europeas. Su partido se sitúa como tercera fuerza en intención de voto. El discurso del «no cabemos todos» del populista UKIP parece funcionar.

La mano dura en política migratoria y la crítica a la libre circulación en la UE gana adeptos y votos. En Francia, el Frente Nacional se alzaría con el 20 % de los votos convirtiéndose en la segunda fuerza más votada. El PVV holandés, partido xenófobo y antiinmigración, empata en primera posición con la agrupación del actual Gobierno, los liberales. En Austria se repite la situación. El ultraderechista FPÖ clama por seguir el mismo camino que sus vecinos e imponer restricciones a toda la inmigración. Los sondeos le dan el triunfo en las europeas empatado con los conservadores.