Cien días de roces, pero también de pactos

Úrsula Moreno BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Merkel ha cedido el protagonismo a Sigmar Gabriel en la gran coalición

26 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La gran coalición que lidera Angela Merkel es un gobierno de tres grandes egos políticos que resuelve los problemas a puerta cerrada. Al cumplir cien días en el poder, resulta evidente que la química entre la líder democristiana, su alter ego socialdemócrata Sigmar Gabriel y el conservador bávaro Horst Seehofer funciona. De la última reunión, celebrada la semana pasada, no trascendió nada a los medios, pero parece claro que Ucrania y el salario mínimo estaban sobre la mesa y que este trío se respeta y profesa ese pragmatismo germano que les obliga a buscar soluciones conjuntas.

Ahora bien, también tienen mucho que agradecer a la crisis de Ucrania, que ha puesto fin a las desavenencias iniciales en el Gobierno, cuando un ministro socialcristiano tuvo que dimitir por revelar, durante su anterior cargo al frente de Interior, que un diputado socialdemócrata iba a ser investigado por la Justicia. El favor le salió caro a la CSU mientras que el SPD salió indemne, algo que indignó al «león bávaro» Seehofer.

Pero entonces llegó la crisis internacional, a solo una hora de avión de Berlín, que no solo ha llevado a Alemania a acercarse nuevamente a su socio trasatlántico, EE. UU. También entre los socios de Gobierno reina el consenso a la hora de buscar el diálogo con Moscú, pero condenar a Vladimir Putin por haber vulnerado el derecho internacional con la anexión de Crimea.

Alemania, que quiere desempeñar un papel más activo en crisis internacionales, se ha visto obligada a adoptar un papel mediador con Moscú. Frank-Walter Steinmeier tiene experiencia en estas lides ya que repite como jefe de la diplomacia y es el primer interesado en demostrar que la política exterior alemana quiere desempeñar un papel más activo.

Guardar energías

Como buena corredora de fondo, que prefiere guardar sus energías para el final, Merkel ha cedido el protagonismo a sus socios socialdemócratas durante estos primeros cien días de gobierno. Los temas del SPD han marcado la agenda. Es el caso de Gabriel, vicecanciller y ministro de Energía, que impulsa la reforma de las renovables, restando subvenciones al sector.

Andrea Nahles, su correligionaria, al frente de la cartera de Trabajo, ya ha sacado adelante la reforma del sistema de jubilaciones. Quien haya cotizado 45 años debería poder jubilarse a los 63, pero muchos temen una ola de jubilaciones anticipadas. Lo mismo ocurre con el salario mínimo de 8,5 euros la hora, que afectaría a cuatro millones de empleados. La patronal advierte del peligro de que se destruya empleo. Son dos proyectos que cuestan mucho dinero al erario público que hasta el momento sobre todo se ha dedicado a gastar dinero.