El ministro de Defensa ucraniano, Ígor Teniuj, ordenó a la tripulación del Konstantín Olshanski defender hasta el final el último buque de desembarco que le queda en aguas de Crimea. El Olshanski permanecía en alerta de combate en aguas del lago Donuzlav, bloqueado por tropas rusas, donde también navega el dragaminas Cherkassi, mientras Rusia izaba en el Slavutich, el buque insignia de la Marina ucraniana fondeado en Sebastopol, su bandera. «No hubo asalto: tras izarse la bandera, la tripulación desembarcó», explicó un responsable de las fuerzas de autodefensa de Crimea. En la península ya no queda ninguna embarcación ucraniana, tras perder Kiev el sábado su único submarino.
En tierra, la conquista también avanza con paso firme. Tropas rusas controlan el Centro de Operaciones Psicológicas y de Información de la Armada ucraniana en Simferópol. El Ministerio de Defensa ruso informó de que tomó ya 189 instalaciones militares ucranianas.
Kiev parece resignada a perder sus últimas posesiones en Crimea. Teniuj anunció que en los próximos días se decidirá la evacuación de algunas unidades militares emplazadas en Crimea. La decisión llega tras las críticas de varios mandos. El presidente, Alexandr Turchínov, exigió la liberación del comandante de la base aérea de Belbek, detenido el sábado tras el asalto al aeropuerto militar crimeo.
Moscú afianza su soberanía en la península sustituyendo a partir de hoy la grivna por el rublo. Y, antes del final de esta semana, la policía, las autoridades de Protección Civil, el Servicio Federal de Seguridad (FSB) y otros órganos de la Administración tendrán que organizarse de acuerdo con el derecho ruso, según el tratado de anexión.
Ayer las fuerzas de seguridad ucranianas reabrieron la frontera con Crimea, que había sido cerrada el sábado.