La siesta y el «spanish way of living», bajo sospecha

La Voz

INTERNACIONAL

XOAN CARLOS GIL

El New York Times se hace eco del debate sobre la conveniencia de los horarios extensivos «del país de las cenas a las diez de la noche»

18 feb 2014 . Actualizado a las 18:57 h.

La siesta sigue causando estupor a lo largo y ancho de este mundo. O al menos eso parece cuando uno echa mano de reportajes como el publicado el año pasado en The Telegraph o el más reciente de The New York Times: «España sigue funcionando con su propio reloj y sus propios ritmos. Pero ahora que está tratando de recuperarse de una devastadora crisis económica -a falta de soluciones sencillas- un movimiento a favor de la eficiencia ha comenzado a mostrar a la población que el país puede llegar a ser más productivo y a estar más en sintonía con el resto de Europa, tan solo adoptando un horario algo más regular», publican las páginas del famoso periódico americano.

Bajo el sugerente titular: «España, el país de las cenas a las 10 P.M., se pregunta si no es hora de cambiar los horarios», el periodista del diario estadounidense enumera toda una serie de situaciones -bastante típicas en nuestra cultura- con las que pretende mostrar al resto del mundo unos hábitos de vida que él mismo intenta calificar como anticuado: «El calendario nacional se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando el dictador español Francisco Franco trasladó los relojes para alinearse con la Alemania nazi, como también ocurrió con su vecino Portugal. Tras la derrota de Hitler, Portugal regresó a la hora de Greenwich, pero España no. En ese momento, España era una nación básicamente agrícola, y muchos agricultores establecen sus horarios por el sol, no por los relojes. Pero a medida que España se fue industrializando y urbanizando, el horario empujó poco a poco al país aún más lejos de la norma europea», ilustra Jim Yardley, autor del polémico artículo, quien además incluye opiniones de algunos economistas españoles: «La gente se quedó atascada en ese tiempo», le explicaba Javier Díaz Giménez.

El spanish way of living trae de cabeza a muchos de nuestros compañeros internacionales que siguen sin entender las cenas a las 10, los partidos de fútbol hasta las 12 o las parrillas televisivas que se alargan hasta bien entrada la madrugada: «Con un cubo lleno de cervezas, Jorge Rodríguez y sus amigos se atrincheran en el «Mesón Viña» el miércoles por la noche para ver un partido de fútbol. En otra mesa, una pareja se abraza, ajena al resto del local, mientras la camarera les sirve una tortilla de patatas y otros tantos aperitivos. Entonces, comienza el partido. Esto no es algo inusual. Mientras en otros países la gente se prepara a esta hora para ir a la cama, en España la noche no comienza hasta las 22.00 horas, momento en que se sirve la cena y comienza el «prime-time» televisivo, que no acaba hasta la 1.00. Varias encuestas demuestran que casi una cuarta parte de la población española continúa viendo la televisión entre las 00 horas y la 1 de la madrugada», explica el periodista del New York Times quien con este arranque pretende introducir a los neófitos americanos en la cultura de la siesta.

La visión manida que en el resto del mundo tienen de los hábitos españoles no es algo nuevo. Son muchos los turistas que acuden en busca de toros, siesta y alcohol a un país que a casi todos acaba por sorprender. Y para aquellos incrédulos, no hay más que observar algunos de los comentarios que acompañan al polémico artículo del NYT, a los que en algún u otro momento, se les ve casi hasta un cierto deje de envidia.