Israel despide al «gran guerrero»

laura fernández-palomo AMÁN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

JIM HOLLANDER

El ex primer ministro Ariel Sharon fallece en un hospital tras estar ocho años en coma

12 ene 2014 . Actualizado a las 11:54 h.

Enmudeció hace ocho años, pero fue ayer cuando se certificó oficialmente la muerte del ex primer ministro israelí, Ariel Sharon; un feroz escribiente de la historia moderna de su país, tanto para seguidores como detractores de su polémica trayectoria política y militar.

En 2006, una hemorragia cerebral le sumió en estado vegetativo, a dos meses de unas elecciones en las que previsiblemente habría salido reelegido, hasta que ayer falleció en el hospital de Tel Hashomer, cerca de Tel Aviv. «Se ha ido cuando quiso irse», dijo uno de los hijos, Gilad. El controvertido líder de derechas será despedido en un funeral de Estado durante los próximos días y enterrado junto a su segunda esposa en una colonia en el sur de Israel, como pidió.

Los elogios llegaron de la clase política israelí, por encima de la crítica que había amasado entre la izquierda. «Era un gran guerrero y un gran líder militar. Su recuerdo perdurará por siempre en el corazón de la nación», manifestó el presidente de Israel, Shimon Peres. En similares términos bélicos se expresó su rival en el Likud y actual primer ministro, Benjamín Netanyahu, quien le describió como «líder militar distinguido». «Era, ante todo, un soldado valiente», manifestó. Hasta la enfermera que lo cuidó los últimos años apeló a su figura como «héroe»: «los últimos días continuó luchando como un león», declaró.

La ministra de Justicia, Tzipi Livni, una de las pocas supervivientes del exiguo partido Kadima, que Sharon creó antes de ser incapacitado por el derrame cerebral, lo definió como «padre de la nación». «Arik (como le llamaban amigablemente) fue granjero, combatiente y primer ministro, pero por encima fue un hombre al que amé», reveló.

Tras ocho años en coma, su salud se había deteriorado notablemente durante los últimos días. Ariel Sharon moría a los 85 años en plena jornada de shabat, día sagrado de los judíos. «Desde que sufrió el colapso, el Estado de Israel y yo personalmente hemos echado de menos a Sharon. Su ausencia se seguirá notando en el futuro», dijo otro de sus compañeros, Ehud Olmert, poniendo de relieve la inexcusable influencia local e internacional del dirigente israelí.