El expresidente alemán Christian Wulff será juzgado por haber aceptado un regalo valorado en 700 euros

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El mandatario se enfrenta a una posible pena de tres años de cárcel

14 nov 2013 . Actualizado a las 19:30 h.

El expresidente alemán Christian Wulff comenzó a ser juzgado hoy por el caso de presunto cohecho que forzó su renuncia al cargo a principios del 2012, en el inicio de un proceso rodeado de una enorme expectativa mediática.

Es el primer juicio a un expresidente de la República Federal de Alemania. Wulff, de 54 años, está acusado de cohecho y se enfrenta a una posible pena de tres años de cárcel por un supuesto trato de favor al productor de cine David Groenewold, acusado a su vez de corrupción.

«No es un día fácil. Pero estoy seguro de que podré esclarecer todas las acusaciones, porque actué correctamente en el cargo», dijo el político de la Unión Cristianodemócrata (CDU) antes de entrar en la corte de Hannover, norte de Alemania.

Según los fiscales, Wulff aceptó una invitación de Groenewold a la Fiesta de la Cerveza de Múnich en 2008, cuando era primer ministro de Baja Sajonia, por 719,40 euros (964 dólares). Luego promovió un proyecto de Groenewold ante el gigante electrónico Siemens.

El político de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel se defendió diciendo que no sabía que su amigo hubiera asumido parte de los gastos de alojamiento y se preguntó si no era lícito poder invitar o dejarse invitar por amigos a una comida.

El escándalo Wulff estalló en diciembre del 2011, cuando el diario más leído de Alemania, el sensacionalista Bild, publicó que el entonces presidente alemán había recibido un crédito privado de un amigo empresario para comprarse una casa.

Las acusaciones de tráfico de influencias y vacaciones pagadas por empresarios amigos se sucedieron durante semanas en los principales medios de comunicación alemanes, mientras el político negaba cualquier irregularidad.

Wulff decidió renunciar a la presidencia el 17 de febrero de 2012, apenas 20 meses después de asumir el cargo y un día después de que la Fiscalía General solicitara suspender su inmunidad para poder investigarlo.

Wulff tacha de «farsa» el juicio en su contra

Wulff, antiguo aliado de la canciller Angela Merkel, ha negado las acusaciones, asegurando que espera limpiar su nombre con una victoria en los tribunales tras rechazar una oferta de los fiscales estatales para resolver el caso con un acuerdo.

En el tribunal, Wulff ha hecho una declaración de 50 minutos en la que ha criticado a los fiscales por un caso que ha calificado de «farsa». «El daño personal a mí y a mi familia durará, probablemente durante el resto de mi vida», ha afirmado. «Yo nunca acepté ningún acuerdo. Estoy aquí porque quiero que se haga justicia», ha añadido.

La caída de Wulff desde la cima de la política alemana hasta el tribunal de Hanover ha fascinado a los alemanes, convirtiéndose en tema de discusión en numerosos debates y programas.

Asimismo, también ha puesto en una situación incómoda a Merkel, quien escogió a Wulff como su candidato para presidente en 2010 y se enfrentó a su socio de coalición a medida que la controversia en su contra iba en aumento.

El escándalo también perjudicó a la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de Merkel y contribuyó a la derrota del partido en las elecciones regionales de Baja Sajonia en enero.