Desde Arsal, la puerta de entrada de la guerra de Siria en el Líbano

natalia sancha ARSAL / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Natalia Sancha

Una colaboradora de La Voz, primer periodista español que visita el hospital en el que desemboca la «ruta de la muerte» de Qusair

14 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

«La muerte huyendo bajo las bombas, o la muerte degollados por Hezbolá y el ejército sirio en Qusair. Las bombas eran nuestra mejor opción».

Quien habla es la madre de Suleimán, de «catorce años y medio» tal y como se afana en precisar el joven, que yace con ambas piernas amputadas sobre un sucio colchón del improvisado hospital en la ciudad libanesa de Arsal. Suleimán perdió las piernas de rodillas para abajo al ser alcanzado por una bomba mientras huía. Su padre murió en el acto.

El ejército sirio junto con efectivos de la milicia chiíta libanesa Hezbolá lanzaron el pasado 19 de mayo una ofensiva para recuperar la estratégica ciudad siria de Qusair. La batalla duró 17 días y dejó más de 2.500 heridos y centenares de muertos entre civiles y combatientes. Ha transcurrido poco más de un mes desde la caída de Qusair pero los heridos, combatientes y refugiados siguen llegando a Arsal, atravesando a pie los 15 kilómetros que separan ambas ciudades.

La alcaldía de Arsal admite su incapacidad para lidiar con la avalancha de sirios y contabiliza 30,000 refugiados llegados desde el inicio del conflicto, lo que iguala la población local.

En un piso franco

«Un helicóptero sirio disparó seis misiles contra el centro de Arsal. Buscaban destruir este piso y matar a los heridos rebeldes», asegura Abou Bakr, el médico sirio encargado del lugar. A sus pies yacen una treintena de jóvenes heridos, envueltos en vendas, tirados en colchones ensangrentados y a la espera de ser evacuados. Un cirujano sirio, un médico libanés y varias enfermeras junto con un armario escuetamente abastecido de medicamentos y bolsas de suero son todo el apoyo con el que cuenta Abu Bakr para mantener con vida a los 47 heridos.

Los gritos del médico libanés Abu Mahzen retumban por las escaleras. «Aquí reunimos a los heridos más graves para evacuarlos en ambulancias de la Cruz Roja a hospitales de verdad. Pero desde hace días Hezbolá bloquea la salida de las ambulancias. Llevamos 72 horas trabajando sin parar y se nos acumulan los heridos», explica exhausto.

La mayoría de los heridos del piso franco son rebeldes que, como Omar Jmeir, de 25 años, esperan ser operados en un hospital libanés. «Salimos de Qusair bajo una manta de bombas, caían tantas que chocaban entre sí en el cielo. Me hirieron en las piernas y me subieron a una camilla. La gente huyó despavorida para encontrarse con un camino plagado de tanques y militares que sumaban cañonazos y balas a las bombas. Cientos murieron en lo que ya se conoce como la ruta de la muerte. En el camino enterraban a los muertos, cavando la tierra con una navaja, a tan solo un par de palmos antes de proseguir la huida. Supliqué a mis compañeros que me dejaran y salvaran sus vidas. Lloraban de impotencia mientras avanzábamos entre un reguero de heridos abandonados a una muerte segura», logra narrar.

Un bastión suní

Los encontronazos entre habitantes y rebeldes sunitas de Arsal con milicianos de Hezbolá aumentan dejando un reguero de muertos al tiempo que la guerra siria entra gradualmente en Líbano por este lado de la frontera. Abou Omar, combatiente libanés del ELS, asegura que la enemistad con Hezbolá supera la política y roza lo personal: «La guerra en el Líbano empezará por Arsal. No solo por ser el principal punto de entrada de rebeldes sino porque Hezbolá nos tiene en su punto de mira desde que en octubre un oriundo de Arsal matara en Qusair a Abou Abbas, quien fuera el máximo responsable de Hezbolá en Siria».

Docenas de rebeldes sirios llegados de Qusair aun enfundados en chaquetas militares se mezclan con los civiles. Muchos aseguran querer regresar a Siria para combatir en el nuevo frente que se abre en los alrededores de Damasco. Khaled Khitab ha salido ileso de Qusair pero opina que no hará falta regresar. «Será el ejército sirio y Hezbolá los que lleguen antes a Arsal para continuar la batalla aquí», afirma.

«Los que escapaban de las balas y las bombas enterraban a los muertos, cavando la tierra con una navaja, a tan solo un par de palmos antes de proseguir la huida»

Omar Jmeir