¿Es delito llamar payaso a Cavaco?

mercedes lodeiro REDACCIÓN

INTERNACIONAL

El presidente luso pidió al fiscal general que determine si el comentario de un periodista puede considerarse una «ofensa al honor» del jefe del Estado, lo que podría costarle tres años de cárcel

25 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

«Nosotros ya tenemos un payaso. Se llama [Aníbal] Cavaco Silva». Esta frase pronunciada por el escritor y periodista portugués Miguel Sousa Tavares durante la entrevista en la que le preguntaron si veía factible que en el país surgiese un personaje político similar al cómico italiano Beppe Grillo, le puede costar tres años de cárcel.

Al presidente Cavaco no le gustó la apreciación de Sousa y pidió al fiscal general que determine si constituye una «ofensa al honor» del jefe del Estado. La investigación ya está en marcha para ver si el comentario es perseguible por injurias. Habrá que dilucidar si el destinatario del insulto era Cavaco o la institución a la que representa.

El propio Sousa lo aclaró horas después en declaraciones a la agencia Lusa: «No tengo ningua consideración política por Cavaco Silva, pero sí por el jefe del Estado sea quien sea».

El dirigente socialdemócrata Jorge Moreira aseguró que se traspasaron los límites de la crítica y cerró filas con Cavaco. Otro tanto hicieron desde el CDS. Su líder parlamentario, Nuno Magalhães, calificó como «manifiestamente inadecuadas» las palabras de Sousa y subrayó que el presidente representa a Portugal.

En el país del ingenioso Grillo tampoco se escatiman los intercambios de improperios ni palabras malsonantes. No hace mucho que al presidente de Sicilia, Antonio Venturino, Grillo lo echó del Movimiento 5 Estrellas y lo llamó «pedazo de mierda». Más fino hiló el primer ministro Letta: «Grillo insulta mientras los demás trabajamos».

Payaso como término peyorativo también fue utilizado por The Economist no hace mucho para titular en portada «¿Son realmente dos payasos»? con dos fotos de Grillo y Berlusconi. Así también los definió Peter Steinbruck, candidato a la presidencia alemana. Pero ninguno es jefe de Estado.

En Francia, el Parlamento suprimió el delito de ofensa al jefe del Estado precisamente tras las críticas por la condena a un hombre que mostró una pancarta con insultos al entonces presidente Sarkozy. Y es que el dirigente de la conservadora UMP fue objeto de abundantes gestos y decires feos, como la de aquel hombre que en un certamen de agricultura no le quiso estrechar la mano y le espetó: «No me toques, que me ensucias». Claro que el dirigente todavía fue más lejos sin perder la sonrisa: «Entonces lárgate, pobre gilipollas».