El viento alcanzó los 400 kilómetros por hora en el tornado de Oklahoma

victoria toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

El fenómeno destruyó en 40 minutos un área de 35 kilómetros en la ciudad de Moore

22 may 2013 . Actualizado a las 17:55 h.

«Por favor, encontrad a nuestros niños», decía un mensaje en la página de Facebook que se creó pocas horas después de la tragedia. Los equipos de rescate dedicaron la noche del lunes y todo el día de ayer precisamente a eso, a buscar supervivientes, niños y adultos, entre los escombros de Moore. Porque la ciudad en las afueras de Oklahoma City es ahora poco más que eso tras el paso de un tornado en la tarde del lunes, una pradera sembrada de escombros.

La gobernadora del estado, Mary Fallin, aseguraba ayer, al cierre de esta edición, que la cifra oficial de muertos a causa del tornado ascendía a 24, nueve de ellos niños. Pero también reconocía que esa cifra podría aumentar porque las autoridades desconocían si algunos cadáveres habían sido trasladados directamente a las funerarias.

Siete de los niños fallecidos se encontraban en la escuela de primaria Plaza Towers, que fue uno de los edificios literalmente destruidos. La escuela no tenía sótano por lo que los maestros dividieron a los niños en dos grupos. A los mayores los llevaron a una iglesia cercana y a los más pequeños los protegieron como pudieron dentro de la escuela, sobre todo en los baños. «Los equipos de rescate levantaron literalmente las paredes para que salieran -explicó el sargento de la policía local, Jeremy Lewis- y muchos de ellos salieron sin un solo rasguño de debajo de bloques de cemento».

Miles de viviendas destruidas

El tornado tocó tierra a las 15.01 hora de la tarde en Oklahoma. Dieciséis minutos antes, el Centro Nacional de Predicción de Tormentas que está precisamente en ese estado, alertó a la ciudad de Moore de que en unos minutos sufrirían un tornado. Ese tiempo de aviso es mayor que el habitual que, de media, asciende a entre ocho y diez minutos antes de que el fenómeno meteorológico comience a hacer estragos. Toda la zona central de EE.UU. llevaba desde el domingo en estado de alerta por fuertes tornados, una alerta que continuaba ayer.

Pero a pesar del aviso, la destrucción fue enorme: «La ciudad entera parece un campo de escombros», decía el apesadumbrado alcalde de Moore, Glenn Lewis. La gobernadora reconocía que era imposible distinguir las calles porque todo era destrucción. El balance de daños es sombrío, con miles de viviendas literalmente destruidas.

La razón de esa catástrofe está en la potencia enorme que tuvo el tornado, catalogado provisionalmente como EF4, en la escala de tornados que va desde los más leves, que son EF0, a los más violentos, que son EF5.

Un tornado con esa potencia provoca vientos de 320 kilómetros por hora y, en el caso del que destruyó el lunes la ciudad de Moore, hay mediciones que registraron hasta 400 kilómetros por hora. Además de la violencia que arrastraba, el tornado tenía una dimensión enorme. Cuando lo habitual es que tengan unas decenas de metros de ancho, este tenía una anchura de unos 800 metros, lo que quiere decir que era una fuerza que destruía todo lo que estaba a su paso en una franja de casi un kilómetro de ancho. También su recorrido, y su duración fueron mayores de lo habitual. Destruyó un área de 35 kilómetros en 40 minutos.

El presidente Obama declaró la zona catastrófica para poner en marcha las ayudas federales y además compareció en la Casa Blanca para dirigirse a los afectados: «Los estadounidenses de todos los rincones están con ustedes», dijo y añadió que se hará «todo lo que sea necesario para reconstruir esos barrios y esas escuelas».

Caballos volando

Las declaraciones de los supervivientes eran sobrecogedoras. La mayoría de ellos se habían refugiado en los sótanos y cuando salieron de allí se encontraron con que no quedaba nada en pie: «La fachada seguía, pero el resto había desaparecido. Lo hemos perdido todo, también los animales», relataba un vecino. Otro, llamado Lando Hite, aseguraba que durante el tornado «se veían caballos y toda clase de cosas volar por los aires. Era como en una película».

Mientras tanto, los equipos de rescate de Oklahoma, a los que se unieron profesionales de otros estados vecinos, seguían incansables levantando escombros a la búsqueda de supervivientes. Y los encontraban. Al cierre de esta edición, 101 personas habían sido rescatadas con vida.