Un chavista hasta la médula al frente de la seguridad interior

julio á. fariñas REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

23 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

l a principal novedad del nuevo gabinete ministerial de Nicolás Maduro es el número de carteras: 32, casi el doble que las de su antecesor. Siguen casi todos los que estaban, salvo significativas ausencias. Uno de los cambios que más han llamado la atención es la colocación del general de división Miguel Rodríguez Torres al frente de la cartera de Interior, Justicia, que a partir de ahora se llamará también de Paz. Su antecesor, Néstor Reverol, vuelve a la Organización Nacional Antidroga (ONA), un puesto que compatibilizó con el de ministro después de la última remodelación ministerial de Chávez.

Rodríguez Torres ha estado vinculado a los servicios de inteligencia en los últimos 14 años. En 2009 reemplazó al general Henry Rangel Silva, como jefe de la Dirección de Inteligencia y Prevención (Disip), hoy rebautizada como Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), pero que sigue siendo lo mismo: la policía política.

Aquel relevo podría no haber sido ajeno a la inclusión de los también generales Rangel Silva, entonces director de la Dirección de Inteligencia Militar (Dim), Hugo Carvajal, el Pollo (Disip) y el ministro, Rodríguez Chacín, en la denominada «Lista Clinton» , una lista negra elaborada por el Departamento del Tesoro norteamericano que recoge los individuos sometidos a sanciones financieras por parte de Estados Unidos según la Kingpin Act de 1995, por estar implicados en el narcotráfico y/o en el terrorismo internacional.

Aunque algunos medios digitales ayer también incluían al nuevo ministro, en la actualidad no aparece. Su currículo le sitúa en la lista de duros del chavismo. Se le atribuye un protagonismo destacado en los sucesos sangrientos de Puente Llaguno en abril de 2002. También se le imputa el montaje del caso de los paracachistos, un supuesto plan para asesinar a Chávez en el 2003 en el que fueron detenidos un grupo de jóvenes, casi niños, supuestos paramilitares.

Como director de la Disip investigó el asalto a la embajada de España en 2003, sin resultados conocidos y fue cesado en en el 2005 tras la fuga de sus dependencias del narco y jefe de las Farc el «Boyaco».