Napolitano intenta tranquilizar a Berlín

gemma casadevall BERLÍN / EFE

INTERNACIONAL

01 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente italiano, Giorgio Napolitano, lanzaron ayer mensajes de confianza en la gobernabilidad de Italia, pese a los temores a un contagio en los mercados y los insultos desde la socialdemocracia germana a Silvio Berlusconi y Beppe Grillo.

Merkel confía «en el sentido de la responsabilidad» de la clase política italiana para encontrar el camino hacia la formación de un Gobierno, afirmó el portavoz del Ejecutivo de Berlín, Steffen Seibert, tras el encuentro entre ambos líderes.

«No estamos enfermos y por tanto no hay que temer un contagio», afirmó por su parte Napolitano, en una comparecencia junto a su homólogo alemán, Joachim Gauck, y tras mostrarse convencido de que «en unas semanas» se formará el Ejecutivo.

Al presidente italiano le correspondió salir al paso en Berlín tanto a los temores, a escala global, de que la incertidumbre política romana infecte a la zona euro como al rifirrafe bilateral desatado por el líder de la oposición alemana, Peer Steinbrück.

A lo primero contribuyeron las declaraciones, el martes, del ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, quien calificó de «un problema» el resultado electoral en Italia e instó a la formación de un Gobierno «estable» que siga el «exitoso camino de las reformas». Las palabras del hombre fuerte de Merkel se interpretaron como una advertencia ante el hipotético papel clave del Movimiento 5 Estrellas.

A ello siguió una afrenta más clara de Steinbrück al declararse «hasta cierto grado indignado por la victoria de dos payasos». Sobre Grillo precisó que era un «payaso de profesión» y por tanto llamarle así no era un insulto, mientras que Berlusconi simplemente se comportaba como un payaso.

Esas palabras causaron indignación en Italia, y Napolitano canceló una reunión con Steinbrück el miércoles. «Está claro que no es correcto», dijo el presidente italiano ayer, en su comparecencia con Gauck, para añadir que «cada uno puede pensar lo que quiera», pero debe guardarse también de «ser equilibrado» al evaluar los resultados electorales de otro país. Gauck, por su parte, rechazó hacer valoraciones sobre Steinbrück y dijo simplemente que «hay cosas que se comentan por sí solas».