Malala, la joven pakistaní atacada por los talibanes, abandona el hospital
INTERNACIONAL
Tras una estancia de tres meses en el hospital Queen Elizabeth de Birmingham, la joven Malala Yousafzai, a quien los talibanes intentaron asesinar por «promover el secularismo», abandonó ayer el hospital para completar la rehabilitación con su familia en la región inglesa de West Milands. La niña pakistaní, que el pasado 15 de octubre fue trasladada al Reino Unido para recibir tratamiento especializado, recibió un disparo en la zona frontal del cráneo cuando regresaba a casa en el bus escolar en la ciudad de Mingora.
En un país donde las mujeres prácticamente no cuentan para la sociedad, Malala se había convertido en un símbolo de la lucha por la igualdad de género y contaba con un blog en el servicio urdu de la BBC donde relataba los abusos del régimen talibán. Con el objetivo de proteger a la activista y su familia el padre de Malala ha recibido un puesto en el consulado de Pakistán de Birmingham. Decenas de miles de personas han pedido que la joven, de solo 15 años, reciba el Premio Nobel de la Paz. A pesar de su pronta recuperación, Malala tendrá que ser intervenida de nuevo a finales de enero.