El alcalde de Londres compara el recorte de las ayudas a la vivienda de Cameron con la «limpieza» de Kosovo

Imanol Allende LONDRES/LA VOZ.

INTERNACIONAL

«Mientras yo sea alcalde, no veremos miles de familias desahuciadas de los lugares donde han echado raíces», subrayó.

29 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Los recortes de las ayudas a la vivienda anunciados por el Gobierno británico enfrentan al alcalde de Londres, Boris Johnson, con sus correligionarios del Partido Conservador. Y lo que puede ser más peligroso, ese recorte ha desencadenado el primer enfrentamiento de los tories con sus socios de Ejecutivo, los liberaldemócratas.

Johnson aseguró ayer que no aplicará una medida que puede llevar a «una limpieza social al estilo de Kosovo». «Mientras yo sea alcalde, no veremos miles de familias desahuciadas de los lugares donde han echado raíces», subrayó.

La reducción de las ayudas al pago de los alquileres fue anunciada la semana pasada por el ministro de Economía, George Osborne, dentro de los recortes presupuestarios para reducir el déficit público. Así, la ayudas a familias con bajos ingresos tendrán un tope de unos 440 euros semanales, y a los parados de más de doce meses se les recortará un 10%. Se calcula que 82.000 familias podrían perder su vivienda en el 2011 y que la bajada de las subvenciones afecte, en mayor o menor medida, a unas 750.000 personas.

Estos recortes, según sus detractores, obligará a miles de familias con pocos ingresos y que en la actualidad viven en barrios céntricos de Londres, a abandonar la capital en busca de los extrarradios, en donde los alquileres son más bajos, lo que el popular alcalde calificaba como «limpieza social al estilo de Kosovo». «Lucharé contra cualquier intento de crear un Londres en el que los ricos y los pobres no puedan vivir juntos», agregó.

El sistema de vivienda social en Londres está diseñado para que haya pisos de protección oficial y subvencionados en todos los barrios de la ciudad, de forma que pobres y ricos puedan convivir en una misma zona.

Pero Johnson no está solo en su tajante oposición. Altos cargos liberaldemócratas lo apoyaron. El número dos del partido de Clegg, Simon Hughes, calificó los planes como draconianos, y advirtió al Gobierno con no obtener el apoyo parlamentario necesario.