Otro de los frentes calientes del Gobierno de centroderecha de Silvio Berlusconi es el duro paquete de medidas contra la inmigración ilegal, que ha vuelto a causar polémica. Esta vez se trata de la idea lanzada por el ministro de Interior, Roberto Maroni, de hacer un censo de las comunidades gitanas y tomar sus huellas digitales, niños incluidos. Según él, es para controlar su número, facilitar la identificación, evitar residentes clandestinos y asegurar la atención y escolarización de los menores, así como su explotación en la mendicidad.
Diferencia con España
Sin embargo, a diferencia de los españoles, los italianos no facilitan su huella digital en el documento de identidad, y por eso se ha hablado de discriminación.
La oposición, la comunidad judía, Unicef, Cáritas y la Iglesia han criticado la propuesta, y ayer se unió a ellos la Unión Europea (UE), a través de un portavoz de la Comisión. Pietro Petrucci no quiso valorar la iniciativa, pues de momento es solo una declaración, no una ley, pero a la pregunta de si es compatible con la UE fichar a un solo grupo étnico respondió sin dudar de forma negativa.
«Nunca ha ocurrido antes en un Estado miembro», concluyó tajante. Es decir, si esta norma acaba por ser aprobada en el paquete de medidas contra la inmigración, que aún sigue en el Parlamento, Italia puede chocar de lleno con la Unión Europea.