Venezuela sufre una escasez de alimentos básicos inédita en el país

P. García Otero

INTERNACIONAL

Un ciudadano emplea ocho horas al mes en hacer la compra, frente a las dos que necesitaba en el 2002

07 nov 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Leche, arroz, azúcar, pasta, huevos, algunos cortes de carne, pollo, aceites vegetales, harina de maíz y de trigo, granos y hasta sal. Esta es una lista completa de compras, la que desapareció de las despensas de los hipermercados y ultramarinos venezolanos. La que desespera a las amas de casa del país, que buscan los productos, cada vez más escasos, que constituyen la dieta básica de los ciudadanos y en ciertos casos, aportan las proteínas vitales para la subsistencia.

En el país sudamericano, el 2007 ha transcurrido bajo el signo del desabastecimiento. Políticas erradas hacia el sector primario, controles de precios en los productos de la cesta básica, y hasta la creciente demanda de alimentos en China y la India, han contribuido al fenómeno, según los expertos.

Entre febrero del 2003 (cuando se establecieron los controles de precios, tras un paro general de dos meses en contra del Gobierno de Hugo Chávez) y octubre de este año, la inflación ha sido de 112%, a pesar de la congelación de diversos productos de consumo diario, que desestimula la oferta. Además, las continuas invasiones a parcelas agrícolas, permitidas por el Gobierno y muchas veces respaldadas incluso por la fuerza pública, han reducido sensiblemente las áreas sembradas, así como los rebaños vacunos, según ha denunciado reiteradamente la Federación Agrícola de Venezuela (Fedeagro), que agrupa a los grandes agroproductores del país.

Cada vez hay mayor escasez, según señala Luis León, director de Datanálisis, una firma encuestadora privada que analiza semanalmente los índices de desabastecimiento en los anaqueles de los comercios. Un venezolano emplea de promedio ocho horas al mes para hacer la compra, contra dos horas en el 2002, según el director de Datanálisis; y el índice de escasez (calculado sobre una cesta de 60 productos básicos) es del 25%. Es decir, que en los anaqueles faltan quince artículos de forma casi total. Estas dos cifras «no tienen precedentes» en la historia económica del país, señala León.

A la leche, tanto fresca como en polvo, cuya oferta es cada vez más exigua, se sumaron después el azúcar, los aceites vegetales, la harina de maíz (con la que se preparan las arepas, el plato nacional) la carne, los huevos y el pollo, que en un principio tenían ciertos cortes regulados y otros de precio libre, y que posteriormente fueron controlados en todas sus presentaciones, así como los granos, proteínas muy apreciadas por su bajo coste.

Las más recientes en las listas de desaparecidos son las pastas y el arroz. Las pastas, indispensables en la dieta de los más pobres por su precio, se han visto afectadas por el alza que ha llevado la tonelada de trigo de 2.000 a 5.000 euros en los últimos seis meses. Venezuela, por su clima de trópico, no produce este cereal, pero su consumo es de 75.000 toneladas mensuales.

El Gobierno ha anunciado importaciones masivas, y se estima que en los próximos días llegarán 11.000 toneladas de leche en polvo, equivalentes al consumo regular de un mes (unos 80 millones de litros). Pero tener los recursos que da el petróleo a 100 dólares por barril no garantiza que se puedan conseguir ciertos productos, pues en el mercado internacional hay mucha demanda, señalan expertos.

Mientras, Sonia Borno (nutricionista que trabaja para una fundación en Antímano, un barrio deprimido de Caracas) dice que la situación de escasez resulta «trágica» para los más pobres, que no encuentran sustitutos para las proteínas esenciales, en especial para los niños.