Un bebé Sussex ya viene en camino

Martín bastos

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BEN BIRCHALL

Los duques de Sussex, que contrajeron matrimonio el pasado 19 de mayo, se convertirán en padres la próxima primavera

16 oct 2018 . Actualizado a las 00:12 h.

A cada pareja que se casa le persigue siempre esa insistente pregunta de «¿el bebé, para cuándo?». Enrique y Meghan no han tenido que soportar esa presión mucho tiempo, porque ayer el palacio de Kensington anunció que su primer hijo está ya en camino y que el nacimiento se espera para la próxima primavera, poco antes de que en mayo se celebre el primer aniversario de boda. Al final han tenido razón aquellos que apostaron por que el holgado abrigo de Givenchy que Meghan lució el viernes en la boda de Eugenia de York ocultaba algún secreto debajo de esa botonadura abierta a media altura. La exactriz se sometió hace pocos días a la ecografía de las doce semanas y el embarazo marcha perfectamente. Tanto que los duques de Sussex empezaron ayer su primera gira internacional de 16 días por Australia, Nueva Zelanda, Fiyi y Tonga sin miedo a los posibles peligros de contraer el virus del zika por la picadura de un mosquito, algo especialmente contraindicado en el embarazo. Al parecer, los médicos le dieron el visto bueno al viaje, que tiene como objetivo principal inaugurar el próximo sábado los juegos Invictus.

Fue precisamente al aterrizar en Sídney poco antes del anuncio del embarazo cuando los rumores arreciaron de nuevo, porque Meghan llegó al aeropuerto vestida de negro y tapándose la barriga de forma muy llamativa con dos grandes carpetas.

Aunque sea de forma involuntaria, el embarazo de Meghan ha vuelto a boicotear la boda de Eugenia de York. Primero, esta tuvo que posponer su boda para que los Sussex pasaran primero. Y el viernes, en el día en que la hija del príncipe Andrés era protagonista, Enrique y Meghan aprovecharon la reunión familiar para comunicar la buena nueva, lo que de puertas adentro impidió a la novia ser el único centro de atención. De hecho los duques solo acudieron a la parte más protocolaria de la boda, pero se saltaron la fiesta posterior, donde se trasnochó y corrió el tequila.

Así que allí, en el castillo de Windsor, fue donde Isabel II supo que su octavo bisnieto nacerá poco después de que se consume el brexit. De hecho, ya hay teorías conspiratorias que aseguran que la buena nueva es una maniobra disuasoria para distraer la atención de la crisis que se avecina en el Reino Unido por una salida de la UE probablemente sin acuerdo. Con las calculadoras en la mano, los medios británicos aseguran que el momento exacto de la concepción se produjo diez semanas después de la boda, entre la gira de los duques de Sussex por Irlanda y el 37 cumpleaños de Meghan, el 4 de agosto.

La reina se confesó ayer «encantada», al igual que el duque de Edimburgo, el príncipe de Gales, la duquesa de Cornualles y los duques de Cambridge. También la madre de Meghan, Doria Ragland, dijo estar «muy feliz por esta bonita noticia».

Ahora queda por saber si Isabel II firmará las cartas patentes que permitirían conceder al bebé el título de príncipe o si se convertirá simplemente en conde de Dumbarton, uno de los títulos de menor rango que la reina concedió a su padre el día de su boda. Sus futuros hermanos recibirían los títulos de Lady o Lord con su nombre y el apellido Mountbatten-Windsor. Tiempo habrá de despejar la incógnita.

otro embarazo

David Bisbal y Rosanna Zanetti también van a ser papás, pero no puedo evitar dejarlos para un segundo puesto cuando la realeza británica se impone. El cantante publicó la primera imagen de su bebé, la de la ecografía, y otra foto en la que tres manos rodean el ombligo de la modelo, que se convirtió en su esposa el pasado mes de julio. Bisbal ya es padre de una niña, Ella, fruto de su relación con Elena Tablada.

chal con forma de vulva

Fendi, la lujosa marca de complementos, me ha venido a la cabeza después de tanto hablar de embarazos y revisiones ginecológicas. No sé por qué será. En los últimos días ha habido muchas bromas en torno a una de las bufandas de su última colección confeccionada en seda y lana y con los bordes en piel de pelo. La pieza, valorada en 850 euros, existe en varios colores, pero es el tono rosa el que se ha convertido en objeto de muchos chistes por el gran parecido que guarda su foto con una vulva femenina. Este modelo y color en concreto ha dejado de figurar en la web de la marca, no sé si para intentar frenar las risas o porque se han agotado las existencias.