Nettie Stevens: Descubrió los cromosomas X e Y y el porqué de los dos sexos

La Voz REDACCIÓN

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Esta científica estadounidense despejó todas las dudas sobre una cuestión fundamental para muchas familias de su época: por qué es niño o niña

08 jul 2016 . Actualizado a las 01:38 h.

A Nettie Stevens (Vermont, 1861-1912) le pasó lo que a muchas mujeres científicas en la historia y, a pesar de haber sido reconocida como la importante embrióloga norteamericana que descubrió que el número de cromosomas X presentes en el núcleo de las células de un individuo está relacionado con el sexo, en un primer momento se dio de lleno con el rechazo de buena parte de la comunidad científica, que relegaba a las mujeres y sus descubrimientos a un segundo plano.

A pesar del entorno científico hostil al que se enfrentaba, Stevens fue capaz de llegar a unas conclusiones que serían revolucionarias para el mundo de la genética. Analizando 92 especies diferentes de insectos, Nettie Stevens comprobó que las hembras tenían dos cromosomas X en el núcleo de sus células, mientras que los machos solo tenían uno (eran XY o XO). De este modo quedó demostrado que los elementos de la herencia residían en el núcleo celular.

Nettie Stevens demostró desde muy joven sus excelentes capacidades para los estudios. En tan solo dos años logró completar los cuatro cursos de la Westfield Normal School, y con unas calificaciones sensacionales. Una vez graduada en la escuela tuvo que aparcar los estudios. Su condición económica no le permitía pagarse la universidad, por lo que optó por trabajar durante unos años como maestra y bibliotecaria para ahorrar dinero y destinar estos ahorros a continuar formándose.

Así, Nattie Stevens no pisaría la Universidad de Standford hasta 1900, cuando tenía 35 años. Tres años más tarde se doctoró en el Bryn Mawr College de Filadelfia, en donde reciibió una importantísima influencia de Thomas Morgan y Edmund Wilson, dos de los biólogos más importantes de la época, algo que marcaría su futuro por completo.

Nettie Stevens
Nettie Stevens

Su trabajo en las aulas no pasó desapercibido, y gracias a sus buenos resultados, logró una beca para viajar por Europa en calidad de investigadora y refinar sus conocimientos científicos. Durante esta experiencia hizo contactos en la Universidad de Wurzburgo, una de las universidades más reputadas de Alemania, sitio al que regresaría unos años más tarde para para trabajar a las órdenes de Theodor Boveri, embriólogo alemán que a principios del siglo XX se encontraba investigando la función de los cromosomas en la herencia. Sin duda, una experiencia que acabaría estimulando el interés de Nettie Stevens en la materia. 

Hubo una época en la determinación del sexo en los seres humanos se convirtió en una obsesión, ya que el género del niño repercutía de manera muy directa en los maltrechos bolsillos de la mayoría de las familias. Algunas de los razonamientos de la tradición popular rozaban el ridículo: sale niño si la cópula se efectúa mediante tal postura, sale niña si durante el embarazo te bebes ocho litros de agua diarios... Los científicos y filósofos más influyentes del planeta expusieron durante el siglo XIX infinidad de teorías acerca de la determinación del sexo en los seres humanos, aunque las hipótesis principales se reducían a tres: que dependía de factores externos, que se determinaba internamente o que viene en herencia. Pero apareció Nettie Stevens para aclarar todas las dudas. 

En el año 1905 Nettie Stevens publicó su obra Studies in Spermatogenesis With Special Reference to the Accessory Chromosome (puedes consultarla pinchando aquí), en donde expuso sus conclusiones tras el estudio pormenorizado del escarabajo del gusano de la harina, con el que comprobó que las células somáticas de la hembra albergaban dos decenas de cromosomas grandes (20X), divididos en parejas, y que los machos tan solo contaban con 19 grandes (19X) y una pequeña (Y). Los espermatozoides de este último tipo determinaban el sexo masculino, y los primeros, el femenino.