«Juego de Tronos» 6x03: Un regalo inesperado y otra pista sobre Lyanna Stark

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El tercer capítulo avanza una casilla más en los entresijos del origen de Jon Snow. Un episodio marcado con el regreso de uno de los personajes desaparecidos de la serie

10 may 2016 . Actualizado a las 00:24 h.

Juego de Tronos sigue su camino con el tercer capítulo de la sexta temporada, Oathbreaker (Rompejuramentos o Perjurio, como lo han traducido en España), en el que se muestran las consecuencias de la gran sorpresa con el que finalizaba el episodio anterior.

En sus 50 minutos se suceden viajes en el tiempo, intrigas palaciegas e incluso el regreso del personaje principal que más tiempo había estado desaparecido tanto en la serie como en las novelas de George R. R. Martin.

(ATENCIÓN, A PARTIR DE AQUÍ HAY SPOILERS. SI NO HAS VISTO EL TERCER CAPÍTULO DE LA SEXTA TEMPORADA NO CONTINÚES LEYENDO)

¿Qué hay después de la muerte?

Nada. Eso es lo que dice Jon Snow sobre lo que vio después de ser asesinado a traición por sus compañeros de la Guardia de la Noche. Pero para el bastardo Stark, después de la intermediación de Melisandre en la segunda entrega de la sexta temporada de Juego de Tronos, sí hay algo más: una nueva vida en la que queda liberado de sus votos, en la que es visto con sorpresa e inquietud por unos compañeros que no comprenden cómo ha podido volver a la vida o incluso en la que lo perciben como un dios.

«Un dios no puede tener un pene tan pequeño», bromea Tormund para romper el hielo antes de que un emocionado Jon se abrace a ese amigo que nunca, ni después de la muerte y rodeado de hostiles compañeros, lo abandonó.

Sin embargo, Jon no será tan emotivo con aquellos que le traicionaron. Al todavía lord comandante de la Guardia de la Noche no le temblará la mano poniendo un duro final a la vida del intrigante Alliser Thorne. Pero el joven Olly, y tan odiado por los fans de Juego de Tronos... eso ya es otra cosa. Después de la muerte de Joffrey o de Stannis tras matar a su hija, otro de los grandes archienemigos de la audiencia de la serie ha pasado por fin a mejor vida, aunque no sea un momento nada fácil de ver. Siempre nos quedará Ramsay.

«Ahora empieza mi guardia. No terminará hasta el día de mi muerte», reza el juramento que todos hacen al entrar en la hermandad. La de Jon, por fin, ya ha terminado.

La Torre de la Alegría, donde todo empieza

«Y ahora es cuando empieza», le dice Arthur Dayne, la Espada del Alba, a un todavía imberbe Ned Stark en el último capítulo de Juego de Tronos. «Ahora es cuando acaba», le replica este.

Y, en realidad, cualquiera de los dos está en lo cierto. Como bien dice el joven Eddard, la toma de la Torre de la Alegría, donde las fuerzas Targaryen mantienen frente a injerencias externas a Lyanna Stark, supuso el epílogo de la rebelión exitosa contra la dinastía del dragón.

Pero Arthur Dayne también dice la verdad. De confirmarse la que posiblemente sea la teoría más popular de los fans de Juego de Tronos (la famosa R+L=J), efectivamente en este momento que no vemos finalizar es donde todo lo que nos importa comienza.

A ese momento, que aunque no es más que una anécdota es al mismo tiempo uno de los más importantes de la Historia de Poniente, llegamos a través del joven Bran Stark, que ha regresado con fuerza a esta nueva temporada de Juego de Tronos mostrándonos sus mejoradas habilidades y, de paso, dejándonos ser espectadores de la razón del agradecimiento de Ned a Howland Reed, padre de Meera y de Jojen.

Si en el capítulo anterior podíamos comprobar cómo Bran podía regresar sin problema al pasado y hacernos partícipes de los flashbacks comentados, en este episodio de Juego de Tronos podemos ver algo quizás más importante: la posibilidad de interactuar con el pasado.

Ned seguramente solo escuche cómo entre el viento soplando se escucha un susurrante «Padre» mientras se adentra a la Torre de la Alegría, donde se reencontrará con su su hermana Lyanna que, quizás, solo quizás, ya no esté sola.

Las cosas andan aburridas por Essos

Ni a Daenerys Targaryen ni a Tyrion Lannister parece esperarles un futuro inmediato demasiado divertido en Juego de Tronos. Es cierto que, en todo caso, esta serie se caracteriza por cambiar eso en un minuto, pero la estancia de la dragona en el Vaes Dothrak donde viven las viudas de los khals y la insípida compañía del pequeño Lannister en los muros de la Gran Pirámide de Meereen parece haberlos dejado en tiempo muerto.

Tyrion, sin embargo, siempre es capaz de hacer simpático cualquier silencio de ascensor, incluso cuando los sosos Gusano Gris y Missandei no son precisamente el público más entregado al espectáculo.

Mientras, Varys se dedica a lo que tan bien se le ha dado hacer siempre: extraer información como sea y de donde sea. Que lo haga a través del chantaje no es algo que sorprenda a nadie. Sobre todo ahora que todavía tiene que formar un nuevo ejército de «pajaritos».

Los pajaritos de Desembarco

Por fin, después de seis temporadas, conocemos quiénes son ese Twitter particular de lord Varys y que tantas y tan buenas informaciones le habían dado al intrigante consejero de Juego de Tronos.

Ahora, es Qyburn el que se hace cargo de estos pequeñajos que, a pesar de sufrir una indignante explotación infantil, parecían bastante contentos con los agasajos que les daba Varys.

Al menos, Qyburn, muy dado a los experimentos salvajes, no parece querer de momento experimentar con ellos ni convertirlos en un ejército de niños zombis ni nada por el estilo (que ya es algo), como había hecho con La Montaña, ser Gregor Clegane, que acompaña a Cersei en su regreso a las intrigas de palacio que siempre se le han dado también en Juego de Tronos.

Por fin, la leona, despojada de su melena, ha vuelto a sacar las garras, y pretende volver a tomar lo que era suyo mientras quita de delante a todos los que puedan injuriarla de un modo u otro.

A quien todavía no le salen las garras en Juego de Tronos es a su cachorro, el joven rey Tommen Baratheon, que  a pesar de ir con un objetivo claro a hablar con el septón Supremo, al final consigue ablandarse ante la imagen de ese señor que, con ese rostro afable, su autoindulgencia y su dolor de huesos, no puede ser malo en absoluto, ¿verdad? Eso es lo que piensa él, al menos, pero que se ande con cuidado.

El regalo a lord Bolton

Si hay algo que pocos esperaban es el regalo que lord Umber le tenía preparado al psicópata de Ramsay.

Cuando creíamos que el loco nuevo lord Bolton iba a sufrir después de haber matado a sangre fría a su padre y a la mujer y el hijo recién nacido, lord Umber hace algo que vuelve a cambiar la disposición de las fichas en el tablero y le da a Ramsay Bolton algo que inclina la balanza hacia él.

La revelación de ese regalo inesperado sorprenderá, seguramente, tanto a los fans de la serie como de los libros, ya que trae de vuelta al hijo pródigo, el personaje del que más tiempo hace que sabemos en Juego de Tronos: Rickon Stark y su acompañante, la exsalvaje Osha.

Para quien no lo recuerde, en su camino hacia el otro lado del Muro para llegar al Cuervo de Tres Ojos, Bran Stark le pedía a Osha que llevara a su hermanito Rickon a buen recaudo. Parece que la mujer, sin embargo, no lo ha conseguido. Este es otro de los juramentos rotos en el tercer episodio.

Y para que la espera no se te haga eterna te dejamos con un avance subtitulado del próximo episodio de Juego de Tronos, titulado Libro del Desconocido y que se emitirá en la madrugada del próximo 16 de mayo.