Clara Rockmore, la mujer que tocaba un instrumento sin tocarlo

La Voz REDACCIÓN

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Una enfermedad en sus huesos la hizo alejarse del violín y abrazar el theremín, único instrumento que se toca «sin tocarlo» y que inspiró a grupos como los Rolling Stones o Led Zeppelin

10 mar 2016 . Actualizado a las 00:17 h.

Clara Rockmore (Vilna, 1911-1998) fue una niña prodigio. Tenía todas las cualidades necesarias para pasar a la historia como una virtuosa del violín, pero una enfermedad ósea derivada de sus problemas de desnutrición infantil la obligó a alejarse del que hasta ese momento era su instrumento favorito. Fue, en sus propias palabras, «una tragedia». Pero esa separación forzosa no provocó que se alejase de la música, más bien todo lo contrario, la hizo conocer y dominar el theremin, el instrumento que se toca «sin tocarlo», al que «dio su vida» y con el que Clara Rockmore pasó a ser conocida como la precursora de la música electrónica.

Los caminos de Léon Theremin, el creador de tan peculiar instrumento, y una Clara Rockmore de tan solo 18 años se cruzaron a finales de 1928 en la ciudad de Nueva York. El científico e inventor ruso presentaba en sociedad el theremin y la joven se quedó intrigada desde el primer momento sobre el funcionamiento de tan curioso aparato. El ideólogo del theremin le dio a Clara Rockmore la oportunidad de interactuar con el instrumento y ella comenzó a tocarlo -según recogen las crónicas de la época- con una sensibilidad y precisión propias de alguien que lo hubiera estado haciendo toda una vida.

Ese momento cambió para siempre su vida y en parte también el de la historia de la música. Sus estudios musicales previos unidos al oído privilegiado de Clara Rockmore ayudaron a Léon Theremin a desarrollar y perfeccionar su invento. Entre las modificaciones más importantes derivadas de la colaboración de ambos destacan la ampliación del rango de octavas de 3 a 5, algo que ayudó a la joven a interpretar piezas más rápidas y con mayor precisión, y el control más rápido del volumen y el tono.

Sin haber recibido ninguna noción de cómo interpretar el theremin, Clara Rockmore logró con sus movimientos precisos y sus cualidades inherentes elaborar su propio método de ejecución llegando a alcanzar un grado de fusión con el instrumento reservado solo a pianistas o violinistas hasta ese momento y centró todos sus esfuerzos en conseguir llevar el theremin a la altura de cualquier instrumento clásico. Para ello no dudó en interpretar piezas de ilustres y reconocidos compositores como Bach, Chopin, Schubert o Saint-Saëns ya que consideraba que el theremin era un instrumento melódico y que los compositores de su época estaban «más interesados en escribir obras llenas de efectos y ruidos antes que melodías».

Durante décadas, Clara Rockmore trató de dignificar el theremin llevando su sonido a lo largo y ancho de los Estados Unidos para actuar con las orquestas filarmónicas de Nueva York, Filadelfia y Toronto. Pero no fue hasta 1977, cuando tenía 66 años, que se decidió a grabar su primer disco El arte del theremin. A pesar de su fidelidad hacia el instrumento no consiguió evitar que con el paso del tiempo el theremin quedase relegado a mero productor de efectos sonoros de películas. El propio Hitchcok le pidió a Clara Rockmore que interpretase parte de la música de su película Recuerda, pero ella se negó.

Con la llegada del sintetizador de Robert Moog, el theremin pasó a un segundo plano hasta que en los años noventa revivió en una segunda juventud gracias al documental Theremin: An electronic odyssey que lo acercó a muchos músicos y grupos de la época como The Rolling Stones o Led Zeppelin que se arriesgaron a introducirlo en sus composiciones.

¿Cómo funciona el theremin?

El theremin es el único instrumento que se toca «sin tocarlo» y que se controla desde el espacio ya que es capaz de producir sonido sin que exista contacto físico entre el aparato y el intérprete. Theremin construyó un dispositivo electrónico con dos circuitos que crean un campo electromagnético capaz de producir sonido gracias al movimiento de las manos en el aire al invadir dichos espacios.

Hoy en día posee dos antenas. La izquierda -horizontal y en forma de bucle- es la encargada de controlar el volumen, de tal modo que cuanto más se acerca la mano a ella, más bajo es el sonido que se produce. Y una derecha, -recta y vertical-, que se utiliza para controlar el tono y que producirá sonidos más agudos cuanto mas se acerque a ella.

A pesar de tratarse de uno de los instrumentos más difíciles de tocar ya que no tiene referencias en las que afinarlo, Clara Rockmore logró dominarlo a la perfección y abrir el camino para convertirlo en el pionero de la música moderna.