Ibn Rusd Averroes: «La mujer no es más que el hombre imperfecto»

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El destacado filósofo andalusí también escribió: «ser bella y amada es condición de muchas mujeres. Ser fea y saber hacerse amar, es la máxima expresión del genio de la mujer». Google homenajea hoy el 888 aniversario del nacimiento del pensador cordobés con un doodle en el que enmarca su figura en la mezquita de Córdoba

14 abr 2014 . Actualizado a las 13:38 h.

Ibn Rusd Averroes, nacido en Córdoba el 14 de abril de 1126, es un destacado filósofo y médico andalusí al que hoy el buscador Google homenajea en el 888 aniversario de su nacimiento. La mezquita de Córdoba enmarca la figura de este pensador, maestro de filosofía y leyes islámicas, matemáticas, astronomía y medicina.

Ibn Rusd Averroes procedía de una familia muy distinguida, estudiosos del derecho, y tanto su padre como su abuelo ocuparon el puesto de cadí o juez principal de Córdoba. También Averroes fue nombrado cadí de Sevilla y trabajó en las Cortes de Sevilla, Córdoba y Marruecos durante su carrera.

Elaboró una enciclopedia médica y como filósofo, Ibn Rusd Averroes fue un reconocido traductor y divulgador de las obras de Aristóteles. Una labor que le labró un reconocimiento en Occidente. De este afán por comentar la obra del filósofo griego le viene su apodo de «El Comentador».

El eje de la filosofía de Averroes fue el pensamiento del ser humano, en un intento de aclarar cómo piensa y cómo es posible la formulación de verdades universales y eternas por parte de un ser perecedero. En su pensamiento destaca la inquietud por la diferenciación entre el conocimiento humano y el divino y la delimitación de las relaciones entre filosofía y religión.

Averroes localiza en el cerebro del ser humano algunas de las facultades intelectivas como la imaginación y la memoria y subraya la función sensorial de los nervios. Con estos planteamientos se distancia de Aristóteles. Sitúa además el origen del intelecto en la percepción sensible de los objetos individuales y concreta su fin en la universalización. El proceso que piensa Averroes consiste en sentir, imaginar y, después como consecuencia, captar el universal.

En su obra más conocida, «Tahâfut», Ibn Rusd Averroes manifiesta la necesidad de que la ciencia se adecue a una realidad concreta y particular. El libro se centra en la relación entre la filosofía y la fe, en oposición a «La destrucción de los filósofos» de su contemporáneo Al-Ghazali. Averroes consideraba que ambas vías no son opuestas ni separadas sino que existe una única verdad, accesible desde ambos caminos que, aunque autónomos, llegan a ella.

El filósofo cordobés distingue, en función de las fases que atraviesa, cuatro tipos de intelecto: material, habitual, agente y adquirido. Averroes sostuvo además el monopsiquismo, la existencia de una sola mente universal de la que la inteligencia sería una simple manifestación. El hombre no tendría, para Averroes, alma propia sino que participaría, hasta su muerte del alma colectiva.

Este último planteamiento le costó a Averroes una condena al exilio en 1195 y provocaría una sospecha de herejía en el averroísmo latino. El califa de Córdoba cedió a las presiones de los teólogos y de los canonistas, que veían en la filosofía un peligro para la religión. Mediante un decreto, confinó a Lucena, a pocos kilómetros de Córdoba, a Averroes. El filósofo sufrió además la humillación de ver cómo sus obras eran quemadas en la plaza pública.

Tres años después, en 1198, el califa revocó su decreto y llamó a Ibn Rusd Averroes a su lado. Pocos meses después, el filósofo cordobés moría en Marraquech.

Frases más populares de Averroes

Pero Ibn Rusd Averroes es recordado también por sus frases. Formuladas hace más de 800 años, serían hoy sin duda polémicas, en especial aquellas que hacen referencia a las mujeres. «La mujer no es más que el hombre imperfecto» o «ser bella y amada es condición de muchas mujeres. Ser fea y saber hacerse amar, es la máxima expresión del genio de la mujer» son dos de ellas.

«Cuatro cosas no pueden ser escondidas durante largo tiempo: la ciencia, la estupidez, la riqueza y la pobreza» o «quien habla de cosas que no le atañen, escucha lo que no le gusta» son otras dos expresiones famosas de Averroes.

Y sobre la religión, uno de los ejes centrales de su filosofía, aseguró Averroes: «Todas las religiones son obras humanas y, en el fondo, equivalentes; se elige entre ellas por razones de conveniencia personal o de circunstancias»