Clara Campoamor, la primera diputada en España, homenajeada por Google

La Voz REDACCIÓN

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Clara Campoamor

Ayer, el partido popular respaldó en las urnas la reforma propuesta por Gallardón. Hoy, el buscador recuerda con un doodle a una de las grandes defensoras de los derechos de las mujeres en España

12 feb 2014 . Actualizado a las 21:03 h.

Clara Campoamor, una de las grandes defensoras de los derechos de la mujer en España, recibe este miércoles, en el 16 aniversario de su nacimiento, toda la atención de Google. A través de un nuevo doodle, el buscador homenajea a la política que consiguió instaurar el sufragio femenino, casualmente un día después de que el Partido Popular haya votado que sí a la reforma de la ley del aborto propuesta por Gallardón.

Aunque es probable que se trate de una simple coincidencia, lo cierto es que el doodle podría entendense como una llamada de atención al Gobierno al representar Clara Campoamor el derecho de la mujer a decidir. Hasta ahora los logotipos modificados del buscador en conmemoración de alguna fecha histórica o personaje significativo estaban exentos de cualquier tipo de mensaje reivindicativo. Pero Google decidió posicionarse hace una semana. Con motivo de la apertura de los Juegos Olímpicos de Sochi, el buscador saludó a los internautas con un doodle a favor de la igualdad y la no discriminación.

Nacida el 12 de febrero de 1888 en Madrid, Campoamor fue elegida diputada por el Partido Radical en 1931 -en aquella época las mujeres no podían votar, pero sí ser elegidas-, al estallar la Primera República. Integrante de la Comisión Constitucional encargada de elaborar el proyecto de la Constitución de la nueva República, luchó desde su posición con uñas y dientes para establecer la no discriminación por razones de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas nacidos tanto dentro como fuera del matrimonio, el divorcio y, sobre todo, el sufragio universal. Esta última batalla tuvo que librarla en las Cortes.

El 1 de octubre de 1931, Clara Campoamor defendió con un discurso vibrante e histórico el derecho al voto de la mujer. Era la primera mujer que hablaba en las Cortes Españolas. Sus convicciones siempre fueron sólidas, firmes. Se enfrentó a Victoria Kent y a los diputados de su propio partido. Nunca cedió. Diversos fueron los argumentos manejados por Clara Campoamor para articular su discurso. Uno fue dar respuesta a las críticas de su contrincante femenina y otros diputados progresistas sobre las consecuencias del voto de la mujer, que apelaban a su bajo nivel cultural y a la influencia que sobre ella ejercía la Iglesia.

Clara Campoamor fue rotunda al respecto. Esa posición era inadmisible porque decaía el principio y triunfaba el temor. Era el principio de igualdad en el derecho al voto -«claro está y en vuestras conciencias repercute», decía-, que no puede estar subordinado al miedo, al oportunismo, a la coyuntura. Apeló a la estadística y mostró la rápida equiparación de la mujer al hombre en términos de analfabetismo durante el período 1868-1910. Negó con ironía inteligente la parte incapaz del hombre, ya que algún diputado todavía calificaba a la mujer como un ser incapaz. Y, citando a Humboldt, afirmó que la única forma de madurar en el ejercicio de la libertad es caminar dentro de ella.

Clara Campoamor sabía que la mujer era una fuerza poderosa que ansiaba su redención. E insistía: «¿Ha estado ausente el voto de la mujer en vuestra elección? Si afirmáis que la mujer no influye nada en la vida política del hombre, estáis, fijaos bien, afirmando su personalidad y resistencia a acatar ese voto. ¿Y es en nombre de esa personalidad, que con vuestra respuesta reconocéis y declaráis, por lo que cerráis las puertas a la mujer en materia electoral? ¿Es que tenéis derecho a hacer eso? No; tenéis el derecho que os da la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el derecho natural, fundamental, que se basa en el respeto a todo ser humano; solo detentáis un poder; dejad que la mujer se manifieste y veréis cómo ese poder no podréis seguir detentándolo». Clara Campoamor murió en el exilio en 1972.