El fin del mundo: cómo será la catástrofe que predijo el calendario maya

EFE

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A pesar de que el gobierno de EE.UU., la NASA e incluso los propios mayas se han hartado de repetir que el 21 de diciembre no se acabará el mundo, los más escépticos se preparan para una gran debacle que, según ellos, llegará en menos de tres semanas

04 dic 2012 . Actualizado a las 14:51 h.

Después de que el gobierno de Estados Unidos haya anunciado oficialmente que el fin del mundo no llegará el próximo 21 de diciembre, que la NASA haya desmentido los masivos rumores sobre una gran catástrofe y de que incluso los mayas hayan asegurado que las creencias populares van mal encaminadas en lo que se refiere a su calendario y la relación con el apocalípsis final, todavía hay quiene no se han convencido de que el mundo no se va a acabar antes de que termine el mes. Millones de personas en Estados Unidos se preparan para una gran calamidad que, según creen, podría ocurrir en unas tres semanas. Los preppers, como se les conoce al otro lado del Atlántico, tienen hasta su propio reality show en televisión, nada menos que en el canal de National Geographic, vinculando sus expectativas tanto al almanaque maya y el 21 de diciembre como a grandes deblacles sociales o el tan anunciado fin de los tiempos o fin del mundo.

La red Piedmont Virginia Preppers explica en su portal, con precisión y jerga técnica, que las catástrofes que conducirían al fin del mundo el 21 de diciembre pueden ir desde «WWL», la sigla en inglés para un mundo sin leyes tras una posible hecatombe social y económica, hasta «TEOTWAWKI», o «el fin del mundo tal como lo conocemos», el apocalipsis. En medio puede ocurrir un «SHTF», algún desastre de carácter regional como un huracán, una gran inundación, o disturbios y motines.

Los «preparacionistas» que esperan el fin del mundo como un descalabro del gobierno y las instituciones sociales acumulan en sus casas, garajes y almacenes alimentos, medicamentos, herramientas, linternas, baterías y, por supuesto, armas y munición. Los que esperan un colapso económico y financiero el próximo 21 de diciembre acaparan dinero en metálico, compran tierras, fertilizante o semillas, y aquellos que, por sus creencias religiosas, esperan el fin del mundo apocalíptico también almacenan todo tipo de cosas sin explicación ni propósito, dado que todo habrá terminado. Los agentes del apocalipsis, según este sector de preocupados, incluyen una supertormenta solar, el impacto de un meteorito gigante y la subida de los niveles del mar.

Por alguna razón la elección en el 2008 del primer presidente negro de Estados Unidos, Barack Obama, aceleró las preparaciones de cientos de miles de familias que vieron en ello un signo del fin del mundo. La reciente recesión económica, la crisis de la deuda, y la retórica alarmista que precede al «precipicio fiscal» que supuestamente ocurrirá al final de este año, tampoco han ayudado mucho, reforzando las aprensiones de los más crédulos.

En las librerías abundan las secciones de manuales de supervivencia con instrucciones para hacer fuego, primeros auxilios, orientación y defensa en caso de que realmente llegue el fin del mundo. El temor al cataclismo del 21 de diciembre ha resultado un buen negocio no solo para tiendas de libros, sino también para las de armas, equipos de campamento y alimentos enlatados, al igual que para pequeñas empresas especializadas en la construcción de refugios subterráneos y el «asesoramiento en seguridad».

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