¿Del Celta de mamá o del Deportivo de papá?

ZONA CELESTE

PABLO QUINTEIRO

Ana y Gude son un matrimonio de Ordes, ella celtista y él deportivista, con dos niños que se han decantado por el bando celeste; hacen gala del pique y la rivalidad sana que marca su familia

21 oct 2016 . Actualizado a las 11:50 h.

Lo más cerca que está él de ser celtista es el equipo en el que juega a los bolos -comparte nombre con el de fútbol-, mientras que siempre que ella ha acudido a Riazor -no solo a derbis- ha querido que gane «el otro». Pero su pasión por el equipo rival no ha impedido a Ana Hervés y José Gude, 39 años, formar un matrimonio donde el pique y la rivalidad sana guían sus respectivas aficiones futbolísticas. Los hijos -un niño de 8, Raúl, y una niña de 5, Sofía-, eso sí, salieron del Celta como su madre. «¡No iba a llevarlos nueve meses dentro para que me salieran del Deportivo!».

A Ana, nacida en Ordes -donde vive la pareja con su familia- y de madre deportivista, le inculcó la pasión por el Celta su padre, natural de Cuntis. Gude, coruñés «de toda la vida» respiró el espíritu blanquiazul desde niño con la tienda que sus padres tenían en las proximidades de Riazor. «De joven jugaba al hockey y en el 99 hubo un mundial. Para ir a verlo te hacían pasar por Riazor y yo ya decía que no, que por ahí no pasaba. Ya era macarra de pequeña», bromea esta «celtista de toda la vida». Su compañero presume de tomárselo con más tranquilidad. «Yo en los partidos de Europa quiero que gane el Celta. Quizá soy menos efusivo. Pero los dos somos igual de civilizados y tolerantes».

PABLO QUINTEIRO

Aún no se han atrevido a ir con sus respectivas camisetas a ver un derbi porque «aún hay mucha gente que está lejos de ser así de civilizada». «Lo ideal sería poder ir tranquilamente con los niños, pero eso ahora mismo es imposible», coinciden ambos. Unos niños que han tenido claro por qué lado decantarse. «Pasan más tiempo con su madre, ella tiene ventaja», protesta el progenitor, que con el 3-1 que vive en casa se ha dado por vencido. «La pequeña durante un tiempo era ‘del equipo de papá’. Pero luego ya solo me lo decía a mí: ‘Soy de los tuyos, pero no se lo cuentes a mamá’. Para los demás seguía respondiendo que Celta. Normal con una madre que les pone el himno en el coche. ¡Cuando me vacilan los amigos siempre digo que algún defecto tenía que tener Ana!», bromea.

En la casa familiar predomina el celeste ante la resignación del mayor de los chicos. «Hay equipaciones, peluches que ya eran míos? Un set del Celta total. Gude conserva una camiseta vieja y había por ahí una taza de desayuno que creo que desapareció, aunque igual yo sé dónde está...», ironiza la madre, que también reconoce que ella lo vive «más» que su esposo. «Cuando los niños eran más pequeños era divertidísimo, yo intentando inculcarles el celtismo y su padre que no». Para ella lo sigue siendo, para él no tanto. «Raúl salió todavía más celtista que la madre. Y ya no hay quien lo cambie, hasta me dice que por qué no me cambio yo. Pero de eso nada», avisa. Una cosa es la «resignación» y otra sucumbir al celtismo que le rodea.

Admite Gude que, aunque con los niños es más cuidadoso, entre él y Ana siempre se «pican» cuando el otro equipo va mal. Por no hablar de los respectivos amigos, que no dejan pasar una sola oportunidad de vacilarles con el tema. Pero a la hora de la verdad, se ablandan ante los malos momentos del otro. «Cuando fue el derbi en el que bajaba uno y otro pusimos las dos teles juntas, una con cada partido. Yo estaba contentísima de que los míos se salvaran, pero él estaba tan disgustado que ni me atrevía a celebrarlo. Lo único malo de ser cada uno de un equipo es eso, que no puedes compartir esos momentos», admite la madre.

Raúl, el hijo mayor, en el Celta-Ajax
Raúl, el hijo mayor, en el Celta-Ajax

Ana reivindica el celtismo fuera de Vigo y asegura que iría más a Balaídos si las entradas no fueran «tan caras». A cambio, ha ido habitualmente a Riazor acompañando a su pareja y ha vivido más de un duelo del Celta desde allí. «Cuando el 4-0 a la Juventus yo estaba en el partido del Arsenal con el Deportivo, que quedó eliminado. Y allí estaba todo el rato preguntando por el Celta. Recuerdo que hubo un momento en el que una señora me dijo: ‘¡Estes celtarras acabades con nós, ides gañando!’. Pero de buen rollo». Sí ha ido a ver al Celta ha sido con la camiseta tapada, como en el Teresa Herrera que ganaron los vigueses. «Con el último tercer ya la acabé enseñando. En Riazor nunca me han tratado mal», agradece.

Aseguran que en Ordes, aun habiendo más deportivismo, el celtismo tiene también una gran presencia. Y la convivencia es muy plácida. «Esta semana previa con gente del otro equipo es divertidísima. Unos días antes nos juntamos aficionados de los dos equipos con las camisetas y nos tomamos lo que llamamos la caña del buen rollo. Sin ningún problema». Ana -que cumple 40 años el día del derbi y tiene claro qué regalo quiere- se ha encargado de que en Ordes, con sus dos pequeños, el bando celtista se incremente un poco. Y su hijo ha «convertido» a más aficionados en el colegio. Familias como la suya de mitad y mitad, eso sí, no conocen a otra en el pueblo. Y de ello presumen.