El otro «museo» del Celta

ZONA CELESTE

Costas es vigués, pero lleva quince años afincado en Asturias
Costas es vigués, pero lleva quince años afincado en Asturias CEDIDA

El vigués afincado en Asturias José Costas Maseda, «100 % celtista», tiene una habitación llena de todo tipo de material del equipo de su vida

10 dic 2015 . Actualizado a las 11:01 h.

Existe un museo oficial del Celta y otro que se encuentra un poco más lejos. Es el de José Costas Maseda, un «celtista 100 %», pero afincado en Asturias desde el año 2000. En la infancia comenzó a coleccionar todo lo que caía en sus manos y que tenía relación con el equipo vigués. Y hasta hoy. Así, este socio histórico del club -a sus 38, presume de haber sobrepasado ya los 25 años como abonado- ha llenado una estancia de pósteres, camisetas, pegatinas y todo lo imaginable e inimaginable con sello celeste.

«Con 15 o 16 años, cuando los demás se gastaban lo que les daban en salir, yo ahorraba para el carné en la época en que las entradas del Celta podían costar 3.000 o 4.000 pesetas», recuerda. Lo que le sobraba lo invertía en hacerse con bufandas, elásticas y demás elementos celestes que poco a poco fueron confeccionando una inmensa colección que no hace si no ir a más. «Tengo a mis padres en Vigo encargados de que no me quede sin nada de lo que sale con los periódicos», comenta.

Su padre, que está a punto de cumplir los 50 años de abonado, es su principal cómplice, pues su madre, aunque celtista, no lleva la afición hasta esos mismos límites, mientras que su mujer es la que peor lo lleva. «Tardé un tiempo en llevarlo todo a nuestra casa de Oviedo, porque si a una mujer le entras de primeras con algo así, iba a ser complicado», reconoce entre risas. A su pareja no le gusta el fútbol -«alguna vez la convencí para que viniera»-, pero la futura heredera se llama Davinia y tiene seis años. «Es pequeña para saber por dónde va a tirar, pero yo desde luego le inculco el celtismo y siempre que la llevo a Balaídos se lo pasa bomba», relata sobre su hija.

Lo más especial que incluye su colección para él son los boletines que se entregaban antiguamente en los partidos y que su padre empezó a reunir. «Después también está una foto de Pacheco que conseguí en el mercadillo de la Constitución, de la temporada 57/58. Me hace gracia porque después la he visto en más de un libro y yo tengo la original, firmada por el presidente y los jugadores de aquella época», presume. Los libros también son parte importante de su tesoro celeste. «Intento conseguir cualquiera que se publique o que se haya publicado. Tengo muchísimos».

Dispone de unas 30 camisetas entre primeras y segundas equipaciones, a lo que suma chándals y demás prendas. «No voy a decir que lo tengo todo, pero casi casi», comenta. Las más antiguas, de hecho, ya no se las pone para conservarlas en las mejores condiciones posibles. Y tanto material acumula, que no le ha importado donar parte de él al local de Brenga Celeste, la recién creada peña asturiana con la que está como un niño con zapatos nuevos. «Hasta hace poco veía el fútbol yo solo, en casa. Ahora tenemos un local lleno de cosas del Celta y no me ha importado nada ceder algunas cosas para que lo disfrutemos entre todos». 

Suele ir a Balaídos dos o tres veces por temporada, pero ya ha dejado de añadir instantáneas propias y autógrafos a la colección. «Ahora que los jugadores ya son todos más jóvenes que yo me da un poco de vergüenza pedírselos. Las fotos ahora son con la cría», señala. A lo largo de estos años, entre sus ídolos más presentes en su museo han estado Gudelj, Gustavo López o Mostovoi. Al que tiene ahora a tamaño gigante en su espacio celeste es a Nolito.

A los que ven por primera vez su particular museo les llama inevitablemente la atención, pero a poco que le conozcan, ya no les sorprende en absoluto. «Ya saben que a la hora de regalarme algo, el Celta es la solución fácil», indica. Su museo del Celta alternativo no conoce límites.