Marusía, celtismo de padres a hijos en Moaña

ZONA CELESTE

Marusía nació en Moaña en 1994 y es una de las peñas más veteranas del club
Marusía nació en Moaña en 1994 y es una de las peñas más veteranas del club CEDIDA

El padre del presidente murió de un infarto en un partido del Celta; antes tuvo tiempo de transmitirle su afición, como hacen todos los miembros del colectivo con sus familias

10 nov 2015 . Actualizado a las 11:10 h.

El padre del presidente de la peña celtista Marusía de Moaña, Manuel Costa, murió de un infarto sufrido durante un partido entre Celta y Ourense, con el descenso en juego, en los años 60. Era en aquel momento el abonado número 45. Lejos de cogerle manía al fútbol o al equipo, se reafirmó en la afición celtista que su progenitor le había transmitido. Y así nació en el año 1994 este colectivo de apoyo al conjunto vigués. «Éramos un grupo de aficionados que íbamos cada domingo a Balaídos como ya habían ido antes nuestros padres, llevábamos el celtismo muy adentro», cuenta Manuel, de 72 años.

Su fecha de fundación convierte a Marusía en una de las peñas más veteranas del equipo vigués. Nacieron rozando el centenar de miembros y hoy están en más de 150 integrantes. Costa reconoce que han tenido épocas complicadas, pero siempre han resistido. «Tuvimos una etapa de parón en la que la cosa se enfrió por los malos resultados. Seguíamos existiendo como peña y manteniendo el vínculo con la Federación, pero luego apenas teníamos actividad», admite. Se empeñaron en que tenían que resurgir y ahora vuelven a funcionar a pleno rendimiento, «con dos buses llenos camino de Balaídos cada día de partido».

En la peña conviven muchas familias al completo
En la peña conviven muchas familias al completo

Nunca faltan a Balaídos y acompañan al equipo en todos los desplazamientos que pueden
Nunca faltan a Balaídos y acompañan al equipo en todos los desplazamientos que pueden

En los últimos años, aunque con el grupo de fundadores siempre al frente, Marusía se ha ido rejuveneciendo. El mejor ejemplo es el hijo de Manuel, de 29 años, que aparte de ser miembro, les echa una mano en todo lo que puede. «También mis otras dos hijas están en la peña, y mis dos nietos, de uno y cuatro años. Toda la casa, faltaría más», cuenta orgulloso. Ese mismo paradigma es el de otras muchas familias que forman parte al completo de esta agrupación que el año pasado celebró sus primeros dos decenios de vida.

Tienen su sede en el bar del mismo nombre, ubicado en la Praia do Con y propiedad de Costa, que ahora lo tiene alquilado. Sigue siendo su lugar de reunión para vivir los partidos que se disputan lejos de Vigo. «Menos de veinte no somos nunca, luego dependiendo del partido nos juntamos más o menos celtistas», comenta. También les gusta participar de los desplazamientos con el equipo, para los que se suelen unir a la Federación. «El año pasado estuvimos en Madrid y hace dos en Valladolid. Esta temporada esperamos poder hacer algún viaje también», desea.

Su lugar de reunión suele ser el bar Marusía del que toman su nombre
Su lugar de reunión suele ser el bar Marusía del que toman su nombre

Lo que no les quita nadie, insiste, son los viajes a Balaídos, en un autocar que sale de Cangas y pasa por Moaña, recogiendo a los miembros de varias peñas de la zona con la que mantienen vínculos muy estrechos por esa proximidad geográfica que suman al sentimiento celtista compartido. «Sobre todo tenemos relación con las peñas de Iago Aspas y Fran Caínzos, Bueu Celeste, Ardán Celeste... Es un gusto ver cómo ahora nacen tantas nuevas, creo que cuatro o cinco en Vigo solo en el último año. Es savia nueva y ojalá vayan para delante», comenta.

Aunque la peña moañesa que lleva el nombre de Aspas es la que mencionaba Costa, ellos también le tienen un cariño muy especial al canterano, cuyos padres, de hecho, viajan también en su mismo autobús. «Fue una gran alegría su vuelta y una emoción enorme cada vez que marca un gol. Es un orgullo que sea de aquí y poder verle triunfar en nuestro equipo».

Retomaron su actividad tras un tiempo de parón, pero nunca llegaron a desaparecer como peña
Retomaron su actividad tras un tiempo de parón, pero nunca llegaron a desaparecer como peña

Costa asegura que tanto él como el resto de miembros tienen en Balaídos su «segunda casa». «El Celta significa mucho para nosotros, es algo que se lleva en el corazón». Y que, como ejemplifica su propio caso, se convierte en una herencia que se transmite de padres a hijos.

Actualmente rondan los 150 miembros, con una media de edad que se ha rejuvenecido en las últimas temporadas
Actualmente rondan los 150 miembros, con una media de edad que se ha rejuvenecido en las últimas temporadas