Diez años sin Alvarito, el masajista que fue mucho más

ZONA CELESTE

Alvarito supo ganarse el cariño de la afición celeste.
Alvarito supo ganarse el cariño de la afición celeste. LA VOZ

El mítico ATS, que falleció en julio del 2005, trabajó en el Celta durante más de tres decenios

06 jul 2015 . Actualizado a las 13:26 h.

En este mes de julio se cumplen diez años de la muerte de Álvaro González, Alvarito (1931-2005), y dieciséis desde que dejó el equipo de sus amores. A la afición no le ha pasado desapercibido este aniversario porque es difícil ser seguidor de un club y no recordar a una persona que estuvo vinculada a él durante más de treinta años y que, sin necesidad de marcar goles, supo ganarse el cariño de varias generaciones de celtistas.

Firmando autógrafos en A Madroa como cualquier jugador.
Firmando autógrafos en A Madroa como cualquier jugador. M. Moralejo

Alvarito solo era masajista. Un masajista que firmaba autógrafos y que tuvo -y tiene, fundada en 1995- su propia peña. «Mi primera presidenta fue Begoña Vázquez. Vino, me dijo que iban a formar la peña y no me creía nada», contaba orgulloso a La Voz en 1999. Para él, que el celtismo coreara su nombre o le parara por la calle se habían convertido en algo habitual, pero no se creía merecedor de ello: «Les dije que ya me afeitaba todos los días y que no me dieran más jabón». Pero no le hicieron ni caso.

El masajista, abrazado por Víctor Fernández, uno de los 30 entrenadores que conoció en Vigo.
El masajista, abrazado por Víctor Fernández, uno de los 30 entrenadores que conoció en Vigo. No disponible

Comenzó a trabajar en la que se convertiría en su segunda casa el 1 de agosto de 1969, cuando el fútbol ni siquiera se encontraba -todavía- entre sus deportes preferido. Calculaba haber visto pasar por el club a unos treinta entrenadores, a catorce presidentes y alrededor de mil futbolistas a los que masajeó. El también desaparecido Genaro Borrás decía de él que «nunca podría escribir un libro porque sabe demasiado y es demasiado fiel con su Celta». Y añadía que «con su actitud en el vestuario cada mañana ya solucionaba la mitad de los problemas que pudieran surgir».

Con Genaro Borrás, que destacaba de él que su fidelidad al Celta le impediría contar todo lo que sabía sobre el club.
Con Genaro Borrás, que destacaba de él que su fidelidad al Celta le impediría contar todo lo que sabía sobre el club.

En junio de 1999 Alvarito cerró su etapa céltica -profesionalmente hablando-. «Cuando entré el Celta estaba en Primera y quiero dejarlo en plena gloria», dijo pocos meses antes de jubilarse.  La última vez que se sentó en el banquillo céltico fue el 29 de agosto de 1999 en un Celta-Sevilla, una tarde en la que recibió la insignia de oro del club y el homenaje de directiva, peñas y agrupación de exjugadores. El empeoramiento de su estado de salud en julio del 2005 obligó a posponer un nuevo homenaje que su peña le había preparado. Se había fijado para el que terminó siendo el día de su muerte, de la que se ha cumplido ya un decenio.

Con Eusebio, en plena sesión de trabajo.
Con Eusebio, en plena sesión de trabajo. XOSE CASTRO

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La web Yo jugué en el Celta le dedica este mes a Alvarito, aunque él jamás jugara literalmente en el equipo vigués. «Aunque de otra manera, él también jugó en el Celta», se podía leer hace unos días en la cuenta de Twitter de este sitio -que luce estos días la imagen de mítico ATS como foto de perfil-. Esa es la idea que dejó en una afición que le sigue y seguirá recordando con el paso del tiempo como el masajista, y mucho más, que fue para el club.