A Madroa, de aprendiz a ejemplo

míriam v. f. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

El director de metodología, Eduardo Covelo, destaca las claves de que la base del Celta sea un referente

27 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

No hay tiempo para sentarse a disfrutar de los éxitos. Ni para pararse a pensar en ellos. «Si lo hacemos, sería el inicio del fracaso», dice el director de metodología del Celta, Eduardo Covelo. Las diez victorias de liga sobre diez posibles cosechadas por los equipos de la base, aderezadas con números de escándalo, son una satisfacción y un estímulo, pero no un objetivo en sí mismo, sino «la consecuencia del buen trabajo en el día a día». Un trabajo que se perfecciona y evoluciona continuamente y que ha desembocado en que A Madroa ya sea «una pequeña referencia a nivel mundial». 

Planteamiento

Victorias concebidas como fruto del trabajo diario 

Las victorias se entienden en la base celeste como «consecuencia de una gran exigencia y de que los futbolistas responden con creces», señala Covelo. Insiste en que proclamarse campeones nunca es el objetivo cuando comienza la temporada. «Lo vemos como el fruto del trabajo que se desarrolla en el día a día por parte de los técnicos y de los futbolistas. Habla de la implicación de todas las partes», valora. 

Objetivos

Con la vista en el fútbol profesional 

Alguno que otro llegará, la mayoría no, pero Covelo incide en que su idea es la de «formar el mayor número de jugadores posibles para el fútbol profesional, para el primer equipo». Esa aspiración marca todo lo demás. Así lo entiende el club y así lo transmite a los responsables de la base. «El Celta lo tiene claro y por eso cada vez disponemos de más recursos humanos y material para hacer más cosas y afrontar nuevos retos», detalla. 

Desarrollo

Convertidos en referencia 

Sin dejar de prestar atención a lo que se hace en otros lugares -es una de sus bases-, han notado un cambio en los últimos tiempos. «Más que de ganar ligas, de lo que más orgullosos estamos es del crecimiento de los chicos. Eso es lo que ha hecho que ahora demanden cada vez más nuestra presencia en másteres, cursos y jornadas que nos están permitiendo convertirnos en una referencia», constata Covelo. Les enorgullece, pero en ningún caso les hace dar ni un paso atrás. «Seguimos siendo eclécticos, que es algo que siempre nos ha caracterizado y nos ha llevado hasta aquí». 

Fundamentos

Centrados en la mejora del individuo 

El trabajo en la base del Celta está orientado al individuo, a la mejora de cada futbolista para que funcione como punto de partida del crecimiento grupal. «Tenemos formatos y herramientas propias que parten de esa base. Queremos conseguir mejores futbolistas y, con eso, mejores equipos. Ahí es donde vienen las posibilidades de ganar ligas», indica. Esa atención pormenorizada a cada deportista es «un punto fuerte respecto a otras canteras, quizá diferencial». 

Evolución

En continua especialización y profesionalización 

De ser «cuatro pelagatos con cien cosas que hacer» han pasado a ser muchas más personas, lo que ha permitido una mayor «especialización y profesionalización» que también ha dado sus frutos. «Tenemos más tiempo para la reflexión y la optimización», comenta. Además, subraya que las personas que componen la cantera del Celta responden a un perfil de gente «muy implicada, con ganas de comerse el mundo» y que se han habituado a unas «dinámicas y sinergias» que facilitan el funcionamiento general.

La cantera de las siete derrotas en más de 300 partidos la pasada temporada

Detrás de las victorias en la cantera celeste se esconden muchas cifras y nombres propios que cabe destacar. Además de ganar sus ligas, todos los equipos fueron los menos goleados, ocho se coronaron como los máximos goleadores y seis pueden presumir de que un futbolista suyo terminó como el pichichi de la competición. Tres conjuntos lo ganaron todo, un cuarto se mantuvo invicto -cosechó un empate-, y entre los demás encajaron solo siete derrotas en 313 partidos.

La cantera celeste no se ha cansado de ganar ni de marcar. Se lleva la palma el Infantil A, que anotó 369 goles con Miguel Rodríguez, pichichi de la categoría, como autor de un centenar de ellos en 28 partidos, a una media que supera los tres y medio por choque. Pero otra característica de los equipos es que la mayoría de los jugadores aportan en la faceta goleadora. El ejemplo más significativo es el del Cadete A, donde vieron puerta 18 jugadores diferentes. Fruto de ello han llegado citaciones de varios futbolistas con las categorías inferiores de la selección española. 

Enorme margen de mejora

Dice Covelo que las ansias de la cantera de mejorar les llevan a ser «el azote de los que mandan». «Tenemos mucho margen de mejora y queremos explotarlo. A nivel de material, de recursos, de instalaciones... De todo», resume. Eso pasa también por no dejar nunca de conocer otras maneras de trabajar: «Sabemos que no hay fórmula mágica ni verdad absoluta».