Celtismo de por vida en el corazón... y en la piel

GRADA DE RÍO

CEDIDA

Aficionados del Celta explican el significado que tienen sus tatuajes relacionados con el equipo

23 jun 2017 . Actualizado a las 13:27 h.

Tenían claro que querían llevar al Celta consigo siempre, en todo momento y hasta el final de sus días, pero no solo en el corazón -que también-. Algunos los tienen a la vista de todo el mundo y otros en lugares más escondidos, de mayor o menos tamaño, con colores o sin ellos, pero son muchos los celtistas que han dado el paso de tatuarse algún motivo relacionado con su equipo. Lo hicieron con la absoluta certeza de que, al contrario de lo que puede pasar cuando te grabas según qué nombre o fecha, de esto nunca se van a arrepentir.

Marta quiso grabarse 'afouteza e corazón'
Marta quiso grabarse 'afouteza e corazón'

Marta Paz: «Elegí ‘afouteza y corazón’ porque es un lema del Celta y una filosofía de vida»

Cuenta Marta, hija de celtistas, que fue ella la que a los cinco años convenció a sus padres para que la llevaran por primera vez a Balaídos. «Desde ese momento, algo me atrapó», asegura. Por eso con su manera de entender los tatuajes -«reproducen lo que yo soy»- el equipo, importante en su vida, no podía faltar. En su piel se puede leer «afouteza e corazón». Pero presume de que se decidió antes de que ese fragmento del himno estuviera tan de moda. «Es un lema que me identifica con el Celta y lo que el club representa para mí, pero también me gusta como filosofía de vida que sea en gallego me une aún más a lo que simboliza», dice.

Vive fuera de Galicia y cree que eso puede hacer que «todo se intensifique». «Para mí no es solo un equipo y partidos. Es un sentimiento que me lleva acompañando todos estos años. Que me ha aportado personas, viajes, experiencias y muchos momentos felices», relata. De sus cuatro tatuajes, este fue el tercero y por ahora único. Lo lleva a gala.

La elección de Carmen fue la palabra 'afouteza'
La elección de Carmen fue la palabra 'afouteza'

Carmen Bouzada: «El celtismo es un sentimiento que llevo dentro y me enorgullece llevarlo también en la piel»

Carmen se tatuó hace unos días la palabra «afouteza». La gran temporada que estaba haciendo el equipo le animó a grabarse a fuego el término del que tanto se ha hablado en los últimos meses. «Quería algo que definiera al equipo y me parece que era la mejor opción. El celtismo es un sentimiento que llevo dentro y me enorgullece llevarlo también en la piel», señala. Está convencida de que no será su último tatuaje celtista: «Ya pienso en el escudo», anuncia.

Esta aficionada cuenta que su afición comenzó alrededor de los nueve años y que aunque por cuestiones económicas no se puede permitir ser abonada, acude a Balaídos siempre que puede. «Aunque no sea celtista desde la cuna, lo que es seguro es que lo seré hasta la muerte».

El escudo de Diego, en una pierna
El escudo de Diego, en una pierna

Diego Ruiz Nieto: «Me siento orgulloso de llevar al Celta conmigo allá donde vaya»

A Diego Ruiz su padre le hizo socio del Celta justo después de inscribirle en el registro civil, revela con orgullo. «Durante mi infancia recuerdo los domingos con mi padre en Balaídos y a medida que fui creciendo el celtismo se hizo cada vez más fuerte», indica. De ahí que lo quisiera reflejar de esta forma. «Llevaba años queriendo hacerme uno sin dar con un diseño que me convenciera o un profesional de confianza hasta que vi este y lo tuve claro», cuenta sobre el escudo que lleva.

Aunque vigués, ha vivido muchos años fuera y sigue pasando temporadas lejos de Vigo. «Tener este tatuaje me hace sentir orgulloso de llevar el Celta conmigo allá a donde vaya», afirma. Procedente de familia de celtistas, todo su entorno le apoyó. «Me gusta el lema de una de mis bufandas: ‘Só ti podes entendelo’. Nuestra afición es única con un sentimiento y una fuerza que no veo en otras aficiones». Y que el quiso plasmar desde la rodilla hasta el tobillo.

Samu es de los que se decantaron por el escudo
Samu es de los que se decantaron por el escudo

Samu Santiago: «No sentí dolor al hacérmelo por lo que significaba para mí»

Samu Santiago se tatuó el escudo hace pocos días. Y si no lo había hecho antes, a sus 18 años, es porque necesitaba reunir el dinero necesario para poder pagarlo. «Desde que mi abuelo me llevó a Balaídos por primera vez siendo niño me enamoré. Juro que no sentí nada de dolor al hacérmelo por el orgullo que significaba para mí poder tenerlo. Para mí el Celta lo es todo», dice.

Algunos amigos le han dicho que se le «fue la olla», pero él ha querido llevar a rajatabla eso de que hay que apoyar al club «en las buenas y en las malas», algo que de este modo queda asegurado. «El Celta es más que un equipo, es mi vida: me da alegrías y tristezas, me permite desconectar de los problemas y, lo más importante, me hace ser feliz y ser yo mismo».

El lugar escogido por María Valle es la espalda
El lugar escogido por María Valle es la espalda

María Valle: «La gente mayor se queda mirando y me pregunta qué jugador es Miguel»

María Valle es una celtista que comenzó a sentir las contracciones en el estadio de Balaídos y a la que le faltó poco para dar a luz en el municipal vigués. Al lado de eso, llevar un tatuaje del equipo es una anécdota para esta celtista viguesa presidenta de la peña Alento Celeste. El lugar que escogió es la espalda y en ella luce el escudo con una bufanda y el nombre de su hijo, Miguel, que ahora tiene 20 años. El nombre ha dado lugar en ocasiones a alguna confusión.

«Al principio de hacérmelo llamaba mucho la atención de la gente», confiesa la aficionada. Sobre todo de los más mayores, poco acostumbrados en aquella época a los tatuajes tan visibles y más en las chicas, aparte de que les asaltaba otra duda. «Los viejiños se me quedaban mirando pasmados y preguntaban: «¿Pero qué jugador es Miguel?».Ella respondía, y lo sigue haciendo si le preguntan, con el doble orgullo de ir siempre acompañada por dos piezas claves en su vida.

Manu, con su escudo en color
Manu, con su escudo en color

Manuel Fernández: «Mucha gente me decía que estaba loco y ahora les encanta»

«Hice una fotocopia en color del escudo del chándal y fui a tatuármelo», recuerda Manuel Fernández echando la vista atrás hacia julio del 2006, cuando tenía 24 años. «Siempre quise tenerlo y fue entonces cuando me decidí. Llevar el escudo para mí es un orgullo, sobre todo que vaya conmigo a cada sitio al que voy. Además a mucha gente que me decía que estaba loco ahora le encanta».

La pasión del Celta le viene desde muy pequeño y de familia. «Mi primer recuerdo es ir con mi padre a Balaídos recién hecha Río Alto y el ascenso de Sestao. Mi padre lleva de voluntario desde la dichosa final de 1994 y ahora lo soy yo», revela. Su idea es añadir a su cuerpo algún otro motivo celeste, «alguna fecha o palabra relacionada con el club».

Antía, con la parte central del escudo y un lema celeste
Antía, con la parte central del escudo y un lema celeste

Antía Soliño: «Tengo claro que el primer título que gane el Celta quedará también grabado en mi piel»

El lema «afouteza e corazón» lleva un año luciendo en un brazo de Antía Soliño. Lo eligió porque habla en sí mismo de celtismo y también porque lo ve como referencia a «una manera de afrontar la vida». Unos meses más tarde le añadió «el centro del escudo decorado de una manera particular», todo ello en el brazo. «El dibujo que completa la frase lo tengo desde horas antes de la semifinal contra el Manchester, por lo que tiene aún más carga emocional», reflexiona.

«En un futuro tengo claro que el primer título que gane el Celta quedará también grabado en mi piel y ojalá no tarde en llegar», anhela. Celtista y socia gracias a su abuelo, cuenta que el Celta fue formando parte de su día a día hasta convertirse en algo prioritario. «Para ser celtista hay que llevar el sentimiento en el corazón, yo además lo llevo en la piel y no lo cambiaría por nada».

Miguel Castro: «Con la salvación del 4 % me prometí que me haría este tatuaje»

Miguel Castro es de los que lo hizo por una promesa. Se la hizo a sí mismo y tuvo que esperar para poder cumplirla, pero lo hizo y hoy es un checho. «Lo tengo hace tres años. Sigo al Celta desde siempre y desde siempre quise tener un tatuaje, así que por qué no iba a ser el primero el escudo del equipo», se pregunta. No fue dicho y hecho, sino que tuvo que tener paciencia. «Cuando fue la salvación del 4 % me prometí que me lo haría, pero como era menor tuve que esperar el permiso de mis padres. En cuanto lo tuve me lo hice».

Ahora no puede estar más encantado con el resultado y con que quede a la vista de todos. «Siempre me gustó ir por ahí y que se me queden mirando sabiendo que soy del Celta». Lo que otros consiguen poniéndose la camiseta celeste, pero cada día de su vida.

Álex Romero lleva consigo varias palarbas claves del himno
Álex Romero lleva consigo varias palarbas claves del himno

Álex Romero: «Elegí el pie porque es con lo que el Celta hace un gran fútbol»

La elección de Álex Romero para acompañarle siempre fue «afouteza, corazón, orgullo y tradición y el escudo celeste». El lugar escogido, el pie «porque es con lo que se juega y con lo que el equipo hace un gran fútbol», expresa. La explicación de su decisión es tan simple como contundente: «Adoro el fútbol y amo al Celta». Eso le conduce a tratar de «predicar el celtismo por el mundo», a lo que también le ayuda su tatoo.

Admite que en su primera vez en Balaídos, en 1995 con 8 años frente al Real Madrid, iba con los blancos porque así se lo habían inculcado en su familia. Vivía en Vilanova. «Salí de allí pensando y diciendo que por qué éramos del Madrid si vivíamos más cerca de Vigo», recuerda. Empezó entonces a convertirse al celtismo por iniciativa propia. «Era feliz en Balaídos ya de niño. He pasado miles de historias en ese campo», presume este miembro de Carcamáns. Luego tardó años en decidirse a tatuarse, pero hoy tiene la convicción de que merecía la pena.

José Santomé muestra la imagen de Hugo Mallo que lleva grabada
José Santomé muestra la imagen de Hugo Mallo que lleva grabada

José Santomé: «Uní mis dos pasiones, que son el Celta y los tatuajes»

José tiene lleva grabadas en su cierpo muchas cosas que le hacen «sentir bien», explica. Entre ellas, encabezadas por su familia, está el club. «Este tatuaje une mis dos pasiones: el fútbol y el equipo. Hacérmelo significa dejar relflejadas en mi piel muchas sensaciones y buenos momentos que me ha dado el Celta en los últimos años», explica. El suyo es uno de los más llamativos: Hugo Mallo celebrando el gol del derbi de la pasada campaña. «Quería huír del estereotipo del escudo y los dos factores claves fueron mi tatuador, Alán, que trabaja el realismo de manera magistral, y esa foto de Hugo Mallo celebrando en O Noso Derbi y ahí se unió todo».

«No es solo un homenaje a Hugo y al Celta, que lo es, pero también al fútbol y a la pasión que en mi levanta», explica el protagonista. El capitán lo vio a través de Instagram y se hizo eco por esta vía, agradeciéndole el gesto. «Mi intención no era esa, lo hice porque así lo sentía», aclara. Ahora, cada vez que ve la obra de Alán le vienen a la cabeza «magníficos recuerdos» como ese derbi, Old Trafford, las vitorias ante Madrid o Barcelona… «Son recuerdos que no quiero ni podré olvidar jamás», señala. Hay quien le llama loco y quien dice que como se vaya al eterno rival se va a arrepentir. «Les respondo que si creen eso es que no conocen a Hugo».

Hildairis, con un mapa de Galicia y dentro el escudo
Hildairis, con un mapa de Galicia y dentro el escudo

Hildairis González: «No es cuestión de modas, sino de sentimientos»

Hildairis González es cubana de nacimiento, aunque descendiente de gallegos. Su familia no llega a entender lo que significa el Celta para esta joven, pero ella lo tiene claro. «A veces siento que con palabras me quedo corta para explicar el cariño que le tengo. Quise hacerme el escudo dentro de un mapa de Galicia porque para mí el Celta reina en Galicia y como se que queda corto llevarlo en el corazón, quería tenerlo también en el cuerpo».

Siente «un orgullo muy grande» por el resultado y ya piensa en otros dos relacionados, uno de ellos la bandera. Tardó tiempo en dar el paso, pero porque «quería que quedara perfecto y no tenía la suficiente confianza en nadie». No había ninguna prisa, porque sabía que es algo que para ella nunca va a caducar y entiende además que «tatuarse un escudo o cualquier otra cosa de tu equipo no es una cuestión de modas, sino de sentimientos».