La Grada 1923 no seduce al celtismo

La Voz VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

No hubo colas el primer día en el que se gestionaba la zona de animación

10 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La primera semana de la campaña de abonados significaba tradicionalmente días de multitudes y bullicio en las inmediaciones de las taquillas de Balaídos. Sea por la falta de expectación, por la posibilidad de hacer los trámites a través de Internet o por una mezcla de las dos cosas, las imágenes que se han visto en estas primeras jornadas en el municipal vigués ha sido muy diferente.

A los pocos minutos de abrir las taquillas en la primera jornada de campaña, el miércoles por la tarde, apenas un par de personas esperaban; ayer por la mañana cuando comenzaban a gestionarse los abonos de la nueva grada de animación, no sobrepasaban las diez. Mientras, el protagonismo se lo llevan para muchos aficionados la subida de precios, el redondeo al alza, los descuentos no acumulables o las condiciones de esa nueva zona de animación que recibe el nombre de Grada 1923. Comunicado de las peñas criticando la gestión del club incluido.

Todos esos temas se tocaban ayer durante una espera acortada por la escasa afluencia de aficionados, pero alargada por la necesidad de cubrir los impresos correspondientes a la ley de protección de datos. «O clube infravalora a dimensión social do celtismo. Teñen un enfoque errático e non se dan de conta de que o fútbol e o Celta non existirían sen os seus seareiros», explicaba en la fila Xavier Pazos, que cumple 40 años en noviembre y tras preguntar el miércoles si podría entrar en la Grada 1923 -limitada a esa edad- fue remitido a volver ayer. «De non poder, querería ir a Marcador e dinme que non hai prazas. Entendo que garden os sitios, pero logo en agosto quedan libres, xa sen o desconto destas datas. Son cousas surrealistas», lamentaba.

Pazos es de los que creen que la gestión y las personas son independientes del sentimiento celtista, por eso no se planteó no renovar «aínda que ás veces a maneira na que te tratan bótate atrás». Tampoco dudó David Santos, de 27 años y socio desde hace más de diez, comparte algunas quejas. «Los precios no han subido tanto, pero echo de menos que las categorías de jóvenes lleguen hasta los 30 con los sueldos que tenemos hoy», señala este socio de Gol que se cambió el año pasado desde Río Bajo por no poder permitirse el precio.

Entre los más conformes, que también los había, José Manuel González, de 57 años y con «unos cuantos» -decía entre risas- a sus espaldas como socio. «Sé que hay posiciones encontradas, pero me parece que solo son pequeños detalles. Basta comparar para ver que los precios están entre los más asequibles y gente disconforme siempre va a haber», valoraba. Además, consideraba todo esto «temas menores» frente a «los fichajes, la política deportiva o las instalaciones, lo que realmente interesa».

«Es un proyecto para gente joven y no le veo problema»

Entre quienes ayer a primera hora guardaban cola para embarcarse en la Grada 1923 estaba Antonio Alonso, de 17 años, dispuesto a abandonar Marcador. «Es una zona para que la gente joven anime, no le veo problema . El precio está bien y que te exijan asistir a un número de partidos es razonable», exponía al tiempo que constataba que «hagan lo que hagan, habrá polémica».

En la misma línea se expresaba Alexandre Quintas, de 21 años, que aunque iba con la idea de renovar en Tribuna Baja, no tenía «queja ninguna». «La Grada 1923 no me atraía, pero porque estoy a gusto donde estoy, no por las condiciones. No presto atención a las polémicas», zanjaba.

Pablo Alonso sí tramitó su carné para la nueva grada en compañía de su tío, Pablo Barral, que pese a quedarse fuera por edad indicaba que «algunas restricciones hay que poner, porque no va a ser para todo el mundo». Su sobrino, aunque contento con el cambio, estudia fuera y criticaba la exigencia de no faltar a un número determinado de partidos.

«Non poden pretender dicirnos cando aplaudir ou asubiar»

Entre los contrarios a las condiciones de la Grada 1923 hay diferentes argumentos. Pero los que más pesan son los límites de edad, las indicaciones sobre los cánticos y la exigencia de asistir a un mínimo de partidos.

«Non poden pretender dicirnos cando aplaudir e cando asubiar, nin que aplaudamos a Mouriño se o fai mal», señala Alberto, del Colectivo Nós, sobre la norma que dice que los cánticos contrarios a jugadores, cuerpo técnico o directiva pueden ser motivo de expulsión. A su lado, Manuel Castro, que trabaja de noche, lamenta que pueda ser penalizado por la asistencia. Ambos coinciden en que el club se la «mete dobrada cos descontos». «Ata meu sobriño se decata de que se renovas antes do 30 e es accionista non che fan un 15, senón primeiro un 5 e logo un 10. Renovaremos porque as persoas pasan e as institucións quedan, pero xa está ben».

Miguel Castro se expresaba en la misma línea: «Se maltrata al aficionado y no se cuenta con él. Cada vez lo ponen más difícil».