El giro copernicano de Berizzo

x. r. c. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

VALENTYN OGIRENKO | Reuters

El Celta remontó el vuelo cuando el Toto llenó de centrocampistas su once, pero en Járkov el entrenador del Celta sorprendió vaciando la medular para liberar a Aspas

25 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Eduardo Berizzo escribió una nueva página en su cuaderno de táctica en el partido de Járkov. Esta temporada la mejor versión del Celta llegó cuando el argentino reunió en el campo a todos sus centrocampistas, dándole una consistencia y un equilibrio de la que carecía el equipo tras un dubitativo inicio de temporada. Sin embargo, para la vuelta ante el Shakhtar basó su plan en el factor sorpresa y se entró en el partido con un 5-2-3, con menos centrocampistas que nunca, con dos laterales muy largos y sacando a Iago Aspas de la banda para que pudiera sorprender como verso libre.

«Queríamos liberar a Iago, que no jugase marcando a un lateral que lo alejase del arco, que estuviera cercano a John, y para eso necesitábamos controlar la subida de su lateral izquierdo. Imaginamos entonces a Hugo ahí con un poco de desprotección en el centro del campo donde Pablo y Daniel, dos que deberían hacer en el centro del campo las funciones que normalmente hace tres», comentó ayer el Toto a los medios del club, desvelando su plan táctico.

La idea cuajó y resultó clave en el desarrollo del partido: «Funciono bien la presión alta, eso permitió que el trabajo del medio campo nos fuera tan duro, presionamos bien y liberamos a Iago en esa búsqueda de que jugase pegado a John. Tanto es así que inició todos los ataque a veces acabándolos él y otras dando el pase final», prosiguió.

El giro copernicano duró hasta la salida de Facundo Roncaglia del campo. El argentino tenía como misión esencial anular a Taison, aunque en alguna ocasión también volvió a demostrar su «alma de nueve» para agregarse al ataque. «Tenía que estar pendiente de mi marca y también de tratar de llegar arriba y durante el tiempo que estuve en el campo traté de ayudar al equipo, y cuando el míster decidió que había que atacar más me cambió por un delantero». Cuando se fue, y con Jozabed en el campo, los celestes volvieron a su habitual 4-3-3.

En ambas ideas Daniel Wass estrenó una nueva posición, actuando como mediocentro defensivo, cerrando muchas veces por delante de la línea de centrales para que el Tucu Hernández pudiera descolgarse hacia el ataque. Otra revisión en el decálogo de posiciones del danés.

En los sistemas utilizados en Ucrania, el equipo aprobó la asignatura de los tres centrales, una opción que casi nunca le resultó al Toto, que en más de una ocasión aceptó que no era la mejor solución para la plantilla. Sin embargo el buen momento de jugadores como Gustavo Cabral, Fontás o Roncaglia le animó a probar. En el caso del catalán, parece que la lesión ha quedado superada por completo y que ocupa el puesto de tercer central en el escalafón.

Alguno de los tres repetirá con toda probabilidad en el partido de mañana en Gijón, en donde parece difícil que el Toto ponga en práctica una segunda versión del 5-2-3 de Járkov. Todo lo contrario, lo más normal sería de nuevo el 4-3-3, ya sea con un doble pivote y un media punta o con el trivote.

Desde su llegada Berizzo siempre ha demostrado cintura, sin encorsetarse en una única idea de juego. Casi siempre arrancó del patrón del 4-2-1-3, que le dio resultados especialmente en los momentos estelares de Fabián Orellana, que partía desde la derecha con libertad de movimientos, este curso ya sin el chileno ajustó con el 4-3-3 pero con cuatro centrocampistas (Wass iniciaba en la derecha) y ahora añade al catálogo el 5-2-3. Y seguro que no es el último dibujo.