Enero brillante para el Celta, febrero de pasión

La Voz VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

El conjunto celeste lleva tres derrotas, eliminación copera incluida, en ocho días

17 feb 2017 . Actualizado a las 13:52 h.

Tras un enero soñado ha llegado un febrero de pesadilla. Los últimos ocho día han sido un dolor para el Celta, que ha visto cómo la buena estrella con la que arrancó el 2017 se ha ido apagado al tiempo que decía adiós a algunos sueños. En poco más de una semana el grupo de Eduardo Berizzo ha caído eliminado de la Copa del Rey, cuando tenía la final en la mano, se ha complicado un poco más el objetivo europeo de la Liga, y ha despedido buena parte de sus opciones de quemar etapas en la Europa League. Cierto que la competición continental todavía no está resuelta, pero las perspectivas no son alentadoras.

Ocho partidos disputó el Celta durante el mes de enero. Seis los zanjó con victorias, encajó una derrota frente a la Real Sociedad y empató con el Real Madrid, al que los hombres de Berizzo, con ganas, fútbol e ilusión, apearon de la Copa del Rey. Nueve puntos en Liga, pero sobre todo el paso adelante frente a los blancos, dibujaron el escenario perfecto en el arranque del año.

Pero todas las buenas vibraciones del primer mes se han ido apagando poco a poco desde que febrero entró en el calendario. El primer partido fue el de la ida de semifinales frente al Alavés, y el 0-0 fue el resultado que reflejó el marcador al cabo de los noventa minutos. La agenda incluía a continuación la visita del Real Madrid, pero el temporal impidió la disputa del encuentro y generó una polémica que en la capital tuvo casi tanto protagonismo como la eliminación del Madrid del torneo del KO. Los célticos se centraron en la visita a Mendizorroza, depositaron en la vuelta de la Copa todas sus esperanzas y esfuerzos, pero en los últimos diez minutos la eliminatoria se fue al traste. Fue un mazazo mayúsculo. Por las ilusiones generadas y porque alcanzar la final y pelearla podía considerarse el objetivo número uno de la temporada. Sobre todo, visto que unos días antes se había despachado al grupo de Zidane.

Sin tiempo para enjugarse las lágrimas el Celta viajó al Calderón con la intención de pasar página al golpe en Vitoria y, al tiempo, engancharse a la pelea por la zona europea en la Liga. Los de Berizzo ofrecieron un espectáculo. De fútbol y de ocasiones. Pero el Atlético acabó remontando la contienda y asestando a los celestes otro palo. Porque en el Calderón sí habían jugado a su fútbol. Habían desplegado una versión elevada, pero sin obtener réditos.

Y para finalizar la semana de pasión viguesa, el Shakhtar. Un rival que, sin verse notablemente superior, fue capaz de convertir una falta en contra en un gol a favor. El Celta puso el fútbol y el empeño y los ucranianos se llevaron el premio. Fue el mazazo que faltaba. Un revés mayúsculo para un equipo que necesita reencontrarse con la felicidad. Ratificar con resultados que su camino es el correcto. Dejar atrás los cinco goles encajados que han le han constado tres derrotas dolorosas, y reconciliarse con el juego alegre que le reporta tantos y victorias. Dos goles en tres contiendas son muy poco bagaje para un grupo que juega todas sus cartas al fútbol ofensivo.

Poner freno a este febrero fatídico tras un enero brillante es ahora la prioridad.