Pione reclama su parcela

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Javier Etxezarreta | Efe

El danés, con un gran partido, fue el más destacado de la renovada carta de presentación celeste

23 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Pione Sisto. Ese fue el hombre del partido en Anoeta. Al menos, por parte del Celta. El danés fue el mejor parado de un once que nombre por nombre hablaba de un equipo sólido, pero que cocinado en la misma olla hacía un caldo incierto. Un experimento y un examen para cada uno de los presentes del que salió especialmente bien parado el extremo. Por ganas, por desequilibrio y por demostrar que ha aprendido la lección. De la mano de Berizzo hay que correr hacia adelante, pero también hacia atrás.

Pione convirtió el costado zurdo del ataque celeste en su parcela privada comiéndose a Zaldua cuando se presentaba la ocasión, desbordando y ayudando a secar a Carlos Vela cuando era necesario. Apoyado en su velocidad y explosividad, en una técnica exquisita y en una confianza más propia de un titular habitual que de un jugador que alterna la banqueta con el césped, Pione se convirtió en un dolor de cabeza para el equipo de Eusebio. El único pero de su actuación fue que todo el repertorio y la entrega que derrochó en Donosti se quedó sin premio.

Una vuelta liguera, una fase de grupos de la Europa League y un buen puñado de partidos de Copa han bastado para que el danés, unas veces jugando y otras desde la grada o el banquillo, haya asimilado lo que es el Celta del Toto. Desde que pisó Vigo por primera vez dejó entrever que en sus pies había calidad y velocidad, pero en competición era habitual detectar en su fútbol ciertas lagunas tácticas y dificultades para interiorizar la generosidad defensiva que Berizzo reclama. Una entrega que frente a la Real sí se le vio a Sisto, que llegó a la recta final del encuentro pegándose carreras para robar balones a Carlos Vela como si su función fuese la de lateral, solidarizándose así con un Carles Planas que regresaba a un once liguero tras dos meses de ausencia. 

El día de las oportunidades

Compaginar tres competiciones ha permitido y obligado a Berizzo a mover de forma habitual su once, aunque nunca tanto como en el partido de ayer. Aunque fue Pione el que más aprovechó su oportunidad, Pape Cheikh no se quedó atrás. Al menos, en el primer tiempo. Con un desparpajo y una seguridad propia de un futbolista curtido, el centrocampista, que jugaba su cuarto partido en la élite y el primero en la Liga, siguió al pie de la letra las indicaciones de Berizzo y fue la sombra de un Canales que en todo el primer acto apenas pudo respirar. Pape le siguió, le secó y le agotó durante un tramo largo de la contienda.

Más bregado está en la élite un Señé que sin hacer ruido ya ha jugado una quincena de partidos en Primera. Ayer, revestido de extremo derecho, no tuvo su mejor día. Al catalán le cuesta seguir el ritmo de un Celta cargado de calidad en los últimos metros y en el que la presencia en el once está cada vez más cara en todas las líneas. También en una defensa en la que si alguien está entonado es un Facundo Roncaglia que en Anoeta volvió a hacer gala de lo que Berizzo le reclama: contundencia y solvencia. La intensidad y la garra con la que afronta cada partido el argentino es propia de una final. Para lo bueno y para lo malo.