Cuando el ímpetu celeste niveló la diferencia con el Real Madrid

La Voz VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

LVG

El Celta, también muy inferior en teoría, logró eliminar de la Copa al conjunto blanco en el año 1941

17 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Una de ocho. Ese es el bagaje del Celta en Copa frente al Real Madrid. En todas las veces en las que el sorteo ha deparado un duelo entre celestes y blancos, solo en 1941 fueron los vigueses los que consiguieron avanzar en la competición que por aquel entonces todavía recibía el nombre de Copa del Generalísimo. Transcurridos más de 70 años, y con un Berizzo que ya puede presumir de haber logrado otros imposibles en el banquillo, lo volverán a intentar.

Como hoy, entre ambos equipos mediaba también una distancia importante. «El Celta supo nivelar con entusiasmo la diferencia de juego que lo separa del Madrid», comentaba la crónica del partido de vuelta. Pero antes, como en este 2017, la ida también había sido en casa del rival, en Chamartín. En concreto, el 11 de mayo de 1941 con resultado de empate a dos. El feudo blanco se había llenado para ver a un Celta que en Liga no había logrado puntuar ante el equipo que dirigía Francisco Bru, pero que sí había dejado muy buena imagen y que llegaba a la cita dispuesto a resarcirse.

Bermúdez, Pardo, Victoriero, Pirelo, Fuentes, Sabina, Venancio, Del Pino, Nolete, Agustín y Roig habían sido los escogidos por Joaquín Cárdenes para intentar encaminar al equipo hacia la gesta. Los acompañaba en las gradas «la colonia gallega entonando canciones típicas». Pese a todo, el Celta no comenzó bien, casi incapaz de pasar del centro del campo ante la presión madridista. «Parecía que el Madrid jugaba sin enemigo», llega a señalar la crónica, que refleja esa sensación como algo momentáneo, puesto que luego «los jugadores célticos se multiplicaron con ímpetu para contener la avalancha enemiga». Esa fue la receta para igualar un 2-0 gracias a los goles de Agustín y de Venancio, aprovechando una jugada iniciada por el mítico Nolete. Las paradas del meta Bermúdez resultaron también fundamentales.

Quedaban 90 minutos más por disputarse en Balaídos. Fue el 20 de mayo y los protagonistas célticos, prácticamente los mismos -solo cambió Varela, que ocupó el lugar de Victoriero-. Se multiplicó la emoción. «El Madrid, magnífico de juego, fue batido por el entusiasmo, la codicia y el brío» del Celta, subraya la crónica de aquel segundo encuentro. Esas ganas y esa ambición del Celta se materializaron en los goles de Venancio, Del Pino y Nolete, que posibilitaron el definitivo 3-2. Con incertidumbre hasta el último minuto, pues los blancos dispusieron de más de una ocasión en la recta final, un Celta «fuerte y combativo» se plantaba en los cuartos de final, donde todavía eliminaría al Oviedo para luego caer contra el Valencia. 

Como frente al Valencia

Precisamente contra el Valencia se le presentaba un reto similar al Celta en el anterior cruce de la actual edición de la Copa. Los celestes solo habían apeado al los che de la competición en una única ocasión hasta la semana pasada y también había sido en la década de los 40. Si bien el cruce pillaba a los valencianistas en un momento de crisis, mientras que los de Zidane acaban de ver interrumpida una racha de 40 partidos sin perder.

El precedente más inmediato en Copa fue en la temporada del regreso a Primera, la 2012/2013, con Paco Herrera en como técnico cuando los vigueses -que luchaban por salvar la categoría- quedaron eliminados, pero lograron plantar cara en el partido de ida y llegaron con vida a la resolución en el Bernabéu. Se habían impuesto al entonces equipo de Mourinho por 2-1 con goles de Bermejo y Bustos, si bien un hat-trick de Ronaldo, que también hizo el gol de los suyos en la ida, terminó con el sueño celeste.

Nolete, el nombre propio de la gesta

El gondomareño Manuel Copena Araújo, Nolete, era uno de los futbolistas más destacados de aquel Celta. Grabó su nombre en la historia del equipo vigués a base de goles: un total de 161 en los 176 partidos en los que vistió la camiseta del Celta. Y uno de esos tantos lo logró en la eliminatoria frente al Real Madrid de 1941, en concreto en Balaídos. También tuvo el honor de marcar el primer tanto del Celta en la élite.