El Celta decide en el principio y en el final

GRADA DE RÍO

Oscar Vazquez

La determinación de Aspas en los últimos metros y las paradas de Rubén alimentan al Celta

09 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Dice el manual que el fútbol se decide en las áreas, y a ellas se entregó ayer un Celta que tuvo a dos canteranos como referencia en cada una de ellas. En la propia fueron las paradas de Rubén Blanco, sobre todo en la primera mitad, las que mantuvieron las aguas tranquilas en el mar celeste, mientras que en la contraria fue Iago Aspas, el de siempre, el que generó la tormenta perfecta para que el Málaga naufragase (3-1 | Crónica del partido).

Los titulares loando a Iago Aspas resultan ya repetitivos. Casi rozan lo cansino. Pero cada uno de ellos se lo ha ganado a pulso a lo largo de los últimos meses. Frente al Málaga dejó claro que su momento estratosférico no ha caducado todavía. Es el particular Rey Midas de los goles del Celta. Balón que toca, balón que genera peligro o se cuela directamente en área rival. El que le marcó ayer a Kameni, con toda la diestra, su pierna «mala», fue el último ejemplo. Centro de Jonny desde le medular, carrera hacia la portería contraria y solo una fracción de segundo para decidir. Recorte y gol dejando al meta camerunés sentado en el tapiz y al defensor sin margen para cubrir más portería. En esta ocasión no fue de vaselina, aunque probablemente fue la primera opción que se le pasó por la mente al goleador.

Es como si Iago Aspas, que desde chaval siempre ha tenido un instinto especial para ver el fútbol en los últimos metros y generar peligro, hubiese disparado un resorte goleador en su interior. Así se explica que el moañés esté discutiéndole el trono de pichichi a los grandes astros del fútbol mundial. El morracense lleva once en Liga, los mismos que Cristiano Ronaldo, tan solo uno menos que Luis Suárez y dos menos que Messi. Además, en las últimas nueve jornadas el moañés se ha destapado con otros tantos goles.

Pero frente al Málaga, como ha venido haciendo a lo largo de toda la temporada, el fútbol de Aspas se escribió con mucho más que goles. Generó peligro primero desde la banda y más tarde como punta, desequilibró a la defensa y realizó una ingente aportación defensiva recorriendo el campo de punta a punta para presionar o recuperar balones.

Tras el partido Berizzo argumentaba que era la confianza plena la que estaba alimentando el fútbol sin vallas de Aspas, y es el juego del moañés el que confirma la teoría del Toto. Solo así se entiende que no le resulte intimidante verse las caras con tres jugadores del Málaga, que sepa tomar la decisión adecuada en el momento idóneo y que acabe sacando balones limpios de situaciones en las que pocos lo intentarían siquiera. El gol de Wass surge en sus pies y la fe del Celta también.

Tan dulce es el momento que vive Aspas, que ayer se estrenó marcándole al Málaga, uno de los rivales que tenía pendientes. El morracense tiene cada vez menos rivales en lista de espera a los que marcar y más gol en sus botas. La combinación perfecta. 

Frenazo al Málaga

Si Aspas decidió en la portería ajena, Rubén Blanco lo hizo en la propia. En su séptimo partido consecutivo como titular, el de Mos demostró que la continuidad y la confianza que Berizzo está depositando en él tienen su recompensa: Reflejos afinados que se vieron sobre todo en la primera mitad, cuando el Málaga le puso a prueba con un contragolpe, un tiro del Chori, el balón de Sandro que se paseó por el área o incluso en el mano a mano con Juanpi que bien podría haber metido a los malacitanos en el partido tras el descanso. Porque las licencias defensivas que se permitió el Celta fueron enmendadas por las manos del portero, que se mostró sólido y seguro en todo momento y al que solo pilló desprevenido el gol en propia puerta de Wass cuando el encuentro languidecía.

En un Celta que sigue sin encontrar la argamasa que sustente sus murallas, defender la portería es un ejercicio exigente, pero el mosense, como le sucede a Aspas, va llenando poco a poco de confianza su taquilla a pesar de que en las siete contiendas ligueras que ha disputado, en todas, ha encajado gol. Doce tantos que han puesto a prueba la capacidad del canterano para reponerse a los reveses. Una lección que, por lo visto ante el Málaga, parece tener bien aprendida.