Un modelo sin precedentes

La Voz VIGO / LA VOZ

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Mouriño citó en su propuesta para comprar Balaídos los casos del Real Madrid, Valencia y Sevilla, pero ninguno de ellos encaja con la operación

20 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El presidente del Celta, Carlos Mouriño, puso como ejemplo para poder llevar adelante su proyecto de la compra de Balaídos los casos del Real Madrid, Valencia y Sevilla. Sin embargo, ninguno de los tres encaja con la operación que se intenta llevar a cabo por parte del accionista mayoritario del club. Para comenzar, los tres clubes ya tenían la titularidad de sus respectivos estadios.

Real Madrid

Rebajas en el Nuevo Bernabéu tras un varapalo de la Justicia y Europa

El proyecto inicial que Florentino Pérez tenía para el nuevo Santiago Bernabéu era ambicioso. Incluía desde la construcción de un hotel de lujo a una zona comercial intramuros. Sin embargo, la remodelación que ha bendecido el gobierno de Manuela Carmena, a la que se refirió Mouriño, será diferente: se procederá a la colocación del techo retráctil, habrá modificaciones del interior encaminadas a aumentar la comodidad y el glamur del coliseo blanco, algunas zonas verdes, pero sin hotel ni complejo comercial en la fachada de la Castellana.

Y todo, porque la Justicia no dio su visto bueno al convenio que en su día la alcaldía del Partido Popular firmó con el club. En él se recogía una permuta de terrenos por la que, a grandes rasgos, el Real Madrid ganaba metros en el Paseo de la Castellana a cambio de dar al Ayuntamiento terreno en el barrio de Opañel. Se trataba de unas parcelas que habían llegado a manos del club precisamente desde el Ayuntamiento como compensación por unos terrenos públicos en Las Tablas que en su día el Ayuntamiento no había podido entregar al Real Madrid. Una operación que la Comisión Europea también ha sancionado: el club blanco deberá devolver al Ayuntamiento 18,4 millones de euros.

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid consideró que la permuta Castellana-Opañel beneficiaba únicamente al Real Madrid, sin respetar el principio del interés general, por lo que tumbó el proyecto.

MANUEL BRUQUE

Valencia

Nuevo Mestalla: nueve años de obras, siete de ellos sin movimiento

 El caso de Nuevo Mestalla es un ejemplo complicado y que además está salpicado tangencialmente por las tramas de presunta corrupción que azotaron a la política y las finanzas valencianas. El proyecto de construcción del nuevo estadio comenzó en el 2007 e incluía una zona comercial, de oficinas, un hotel y un museo que debía servir como un motor económico importante.

La idea inicial era costear parte del nuevo estadio parcelando el viejo, pero la crisis truncó los planes y los problemas económicos del Valencia acabaron por paralizar las obras. En el 2011 la entrada de Bankia iba a permitir retomar las obras, pero un año más tarde la intervención del Estado en el banco frenó el avance. Aunque se buscó sacar adelante un proyecto más humilde para el nuevo estadio, tuvieron que recurrir a la búsqueda de inversores y en el 2014 el singapurense Peter Lim compró el club, incluyendo Nuevo Mestalla, en cuyo proyecto introdujo modificaciones.

Los terrenos en los que se estaba construyendo el estadio todavía pertenecían entonces al Ayuntamiento, con el que el Valencia tenía contraída una deuda histórica de 19 millones de euros. Fue en febrero del 2015 cuando el club y el Ayuntamiento desbloquearon la situación a cambio de un acuerdo por el que el Valencia pagaría en 10 años esos 19,8 millones más intereses. En abril del 2015 el Ayuntamiento aprobó una parcelación del terreno del Nuevo Mestalla con 70.000 metros de uso privado para el estadio y 15.000 de uso público. Tras siete años con las obras paradas, hay dudas de que el estadio llegue para el centenario del club, en el 2019.

CRISTINA QUICLER

Sevilla

Un estadio de titularidad privada desde su inauguración en el año 1958

 El caso del Sevilla y su estadio resulta diametralmente opuesto al del Celta con Balaídos. El Sánchez Pizjuán es de titularidad privada desde el año 1958, cuando fue inaugurado, y las obras que se están llevando a cabo en él salen de los bolsillos del propio club, que tiene las arcas llenas tras sus temporadas gloriosas en Europa y sus traspasos millonarios.

Tirando de hemeroteca, la conexión Ayuntamiento de Sevilla-Sevilla CF más intensa data del año 2002, cuando el club, en plena crisis económica, aprobó un acuerdo con el Ayuntamiento para la recalificación de los terrenos del estadio Sánchez Pizjuán, así como los de su ciudad deportiva.

El acuerdo establecía que los terrenos del estadio pasarían a tener una edificabilidad de 46.000 metros cuadrados y usos comerciales, hoteleros, de oficinas, equipamientos e incluso residenciales en lugar del uso deportivo privado que tenía en aquel momento. El convenio incluía además el cambio de la clasificación urbanística de la ciudad deportiva, situada en Dos Hermanas. Los terrenos pasaban a titularidad municipal, reservándose el Sevilla el derecho de las instalaciones durante un período de 50 años.

En aquel momento los abonados del club andaluz temían que el acuerdo conllevase la marcha del equipo al estadio de la Cartuja, un extremo que no se ha producido.